SEGUNDA OPORTUNIDAD - Capítulo 3º / VOLVER A EMPEZAR


Al día siguiente de la llegada a su casa, mientras desayunaban, trazaron un plan de ataque  a la limpieza .     La casa llevaba cerrada mucho tiempo y había polvo por doquier, a pesar de que los muebles estaban cubiertos con sábanas.  Una iría por un lado  y la otra por el otro extremo.  Se pusieron manos a la obra.   Tardaron en tener todo arreglado, pero satisfechas recorrían las estancias orgullosas de lo reluciente que lo habían dejado.  Ese día cansadas, se acostaron muy tempeano.  Les dolían todos los músculos del cuerpo;  de nada había servido  tomar agua con azúcar en ayunas.  Habían realizado un buen trabajo , que no estaban acostumbradas a hacer..

 

Se levantaron y planificaron la tarea para ese día.  Lissy seguía triste, demacrada y apenas hablaba.  Terry decidió que irían a dar una vuelta para que conociera la ciudad.  Comerían en alguna cafetería barata y después regresarían a casa, prepararían una cena, ligera, y verían televisión.

Al siguiente día irían a buscar trabajo.  El dinero empezaba a mermar.  Terry decidió darse una vuelta por el hospital en dónde había realizado prácticas, a ver si tenía suerte y necesitaban personal.  Dicho y hecho, no se saltaron el guión establecido.  Dieron una vuelta por las calles comerciales, comieron y pasearon por la orilla del rio.  Era un paisaje precioso.  Todo Bath era muy bonito, y Terry se sentía orgullosa de que Lissy conociera el lugar donde había nacido.

 

Terry llegó al hospital y la enfermera de recepción la reconoció en el acto, experimentando una gran alegría.  Preguntada el porqué de su regreso, explicó los motivos, lo que originó que su compañera la abrazara compasiva
-¿ Podría recibirme el director?, peguntó Terry

- Tratándose de ti, seguro. Guarda un buen recuerdo de tuyo  Decía que eras muy eficiente y entusiasta.  Voy a avisarle. Espera, por favor

La compañera se perdió en el pasillo que conduce a la Dirección, y enseguida salió acompañada del director, que con alegría recibió a la muchacha.  Hizo un relato pormenorizado de lo ocurrido en Africa, y  solicitó un puesto de trabajo para las dos amigas.

-Terry, dispongo solamente de una plaza, de momento.  Dentro de un mes más o menos, una de las enfermeras dará a luz y dejara la plaza vacante, entonces será para. tu amiga

-Gracias doctor, pero . . .  ¿ sería posible que fuera mi amiga la que la ocupara ahora ¿  Está muy tocada anímicamente y precisa tener la mente distraida con alguna responsabilidad

- Hasta mi llegaron noticias de lo ocurrido.  Al dr. Damon le conocía personalmente.  Era un magnífico médico, pero nunca sospeché que las dos mujeres fuérais vosotras.  Por mi parte no hay inconveniente.  Ven mañana con tu amiga y nos pondremos de acuerdo.  Sólo que la plaza que le vaya a ofrecer es de principianta.  Es lo que ahora está libre.

- No importa.  Necesitamos trabajar e incorporarnos rápiamene a la vida normal

 

Terry una vez terminada su conversación con el director, estrec hó su mano y se despidió hasta  el día siguiente.  Mientras tanto Lissy permnaneció acostada sin decidirse a salir de la cama.  Tapó la bañera dispuesta a darse un baño, más que para relajarse, para demorar su entrada en los quehaceres de un nuevo día.  Aún permanecía en la bañera cuando apareció Terry radiante de alegría, pensando que se la transmitiría a su amiga, pero se equivocaba.  Fue la primera discusión que ambas muchachas tendrían.
- Lissy, Lissy . . . ¿ dónde estás ¿

- Aquí Terry, en el baño
- Tralara, tralara, cantaba alergre Terry

- ¿ Qué te ocurre.  Nos ha tocado la lotería ¿

- Pues sí, algo así.  He conseguido un puesto en el hospital para ti
- ¿ Cómo dices ¿

- Hay una plaza libre que es para ti, y dentro de un mes otra para mi.

- Y ¿ por qué ¿ A mi no me conocen. No saben mis aptitudes . . .

- Verás, tuve que contarles nuestro suceso
- ¿ Y quién te ha dicho que yo quiero trabajar en un hospital?  No volveré a practicar la medicina nunc.a.  Debiste consultarme;  no te lo agradezco.  No acudiré a ese empleo

- Pero ya he quedado con el director en que mañana iríamos a verle y concretar el contrato, no puedes hacerme esto.  Necesitas salir de esta atonía cuanto antes.  Vas a caer enferma.
- No, no iré.  Trabajaré en otra cosa, pero no en un hospital.
- Por amor de Dios, no me hagas esto

- No eres mi madre ni mi hermana, ni nadie de mi familia.  Sé cuidarme sola
- Eso que dices no es justo. Para mi sí eres mi hermana.  Hemos trabajado y sufrido juntas y hemos de seguir c on nuestra vida adelante, por mucho que nos duela.  Además, ¿ no querías ahorrar dinero para volver a Africa ¿ , pues ahora tienes la ocasión de  engordar la hucha.

Terry salió del baño dando un portazo.  Sabía que lo reprochado a Lissy  no lo sentía.  Lo que la dolía era ver a su amiga en ese estado tan lamentable.  Apenas podía reconocer aquella muchacha impulsiva, alegre y sonriente con quíen llegó al poblado africano.

Envuelta en el albronoz, Lissy entró en el salón dónde se encontraba su amiga y abrazándose a ella la pidió perdón
- Perdóname Terry.  He sido muy injusta contigo y no es cierto todo lo que te he dicho.  No sé lo que me pasa, no tengo ganas de nada.  Sólo dormir,. . .  si pudiera. . .. Te pido perdón por todo. ¡ Claro que eres mi hermana ¡  Tú eres todo lo que tengo,  y te quiero, muchísimo.  Iré mañana a ese hospital y te prometo que no te dejaré en mal lugar.

Y así fue como primero Lissy y un mes después Terry, comenzaron su trabajo en el hospital.  Cada mes al recibir la nómina, sentadas las dos en una mesa, hacían  montoncitos con el dinero para pagar los gastos mensuales.  Depositaban en una caja, el sobrante que destinaban para su viaje a Africa.  Aún tenían mucho que ahorrar, pero cada vez que una libra entraba en la caja, era una fiesta para ellas.

Era sábado y las dos estaban  libres, por lo que decidieron hacer un extra e irse a cenar a un restaurante que no fuese muy caro.  Después quizás se tomasen una copa en cualq uier pub.  A pesar de que todavía estaba algo apática, poco a poco, Lissy iba recuperando la sonrisa,  lo que llenaba de regocijo a su amiga.

 
Cenaron y después se encaminaron a un pub.  Como algo extraordinario habían pedido vino con la cen,a, y al no estar acostumbradas sentían que sus cabezas  “flotaban”.  Tenían unas risitas insustanciales, pero para ellas eran un bálsamo.

Se sentaron en el pub y pidieron un Margarita cada una.  Se miraban riéndose, como en los buenos tiempos.  Frente a ellas se sentaban dos muchachos que las miraban extrañados de vez en cuando, preguntándose que sería lo que las hacía tanta gracia.  No paraban de reírse.  Terry se percató de la situación y cuchicheó a su amiga
- Lissy, esos chicos de ahí nos miran como si estuviésemos locas.  Ja, ja, ja,

-Cierto, pero no lo estamos.  Sólo algo bebidas
- No. Yo diriá que alegresss




-Menuda juerga se están corriendo esas dos, dijo Jack a su amigo Tom
- Si. Se están divirtiendo de lo lindo.  Son muy guapas y deben ser forasteras, porque no las conozco.

Habían transcurrido varios meses desde que Jack llegó a Bath.  Había conseguido la plaza en el Instituto, en clase de Literatura, pero no había vuelto a escribir.  Seguía apático, como a su llegada.  Los jóvenes a los que daba clases le mantenían la cabeza ocupada.  Le preocupaba algunos de los chicos que eran rebeldes y desconfiados. Eso le hacía bien puesto que de ese modo iba pensando menos en la ausencia de Cristal.  Vivía en una casita preciosa lejos del centro de la ciudad, con un pequeño jardín en el que Poppy era totalmente feliz.  La vida era tediosa y esa noche, era la segunda vez que salía a divertirse.  Por mucho que Tom lo había intentado no conseguía que su amigo se distrajera, y ese día por fin lo había conseguido

Se hacía tarde y ambas amigas decidieron que ya estaba bien de juerga por ese día.  Abonaron la cuenta y salieron del local sin parar de reir, admiradas del extraordinario que habían hecho y de lo bien que lo habían pasado.

- Ha sido una noche perfecta, comentó Terry

-¿ Sabes lo que ha faltado para que hubiera sido absolutamente perfecta ¿

- ¿ Qué ¿, respondió Lissy

- Pues que el moreno ese de la bufanda roja que tanto nos miraba, se hubiera levantado y ofrecido llevarnos a casa.  Tenemos una larga caminata y yo estoy muerta con los tacones.  Ja, ja, ja

Ambas estallaron en una sonora carcajada mientras se dirigían a su casa.

- Cuando regresemos de Africa, tijo Terry, ahorraremos para comprarnos un cochecito pequeño, de segunda mano. Servirá para traernos y llevarnos al trabajo y los sábados cuando salgamos no tener que caminar tanto. . .

Rieron juntas tomándose del brazo para apoyarse la una en la otra.  Hacía tiempo que no se reian así.

Tom tenía en la clase un par de muchachos   que le tenían preocupado.  Hasta él habían llegado rumores de que se citaban a la salida del Instituto para pelearse.  Aquella mañana no fue una excepción.  Estaba alerta y procuraba salir al tiempo que ellos.  A Jack también le avisó para que estuiera ojo avizor, pero fue él quién presenció la pelea en la parte trasera del Insituto.

Corrió hacia ellos con el fin de separarles, pero no se libró de que un puñetazo se escapara y lo encontrara su labio.  Acudieron varios compañeros y Jack, que fue avisado por uno de ellos.  Les costó separarles,. Los muchachos tenian golpes y moratones en la cara , y el ojo de uno de ellos tenía un color cardenalicio  De mal humorTom les echó una bronca terrible  y la amenaza de expulsión quedó flotando  en el aire.  Jack metió a los tres en el coche y se los llevó al hospital a que les curasen.

 

Terry fue la encargada de recibirles y aompañarles a la sala de curas.  Inmediatamente se dio cuenta de que se trataba de los chicos que habían visto en el pub, y precisamente el herido en el labio era el que a ella le gustaba.  Lissy se llevó a uno de los muchachos, mientras Jack hacía el registro en Recepción
- ¡ Vaya !, no va a poder reirse en unos días, dijo Terry a Tom mientras le sonreia
- No sé a que se refiere, dijo Tom., 
Inmediatamene se acordó de las chicas risueñas del pub y no pudo evitar una risita
- ¡ Ah ! en el pub. Ya recuerdo
- Bueno ahora no se ria. Proc uraré no hacerle daño
Mientras tanto Lissy estaba curando a uno de los muchachos que tenía un corte en el pómulo

- Te tengo que dar unos puntos, or lo menos tres. ¿ Cómo podéis ser tan brutos, qué es lo que os ocurre ?  Teníais que vivir en el lugar donde yo he vivido y sabríais lo que es vida dura. . .
 
No dijo más.  Terminó la cura del muc hacho y prosiguió su trabajo con otro paiente

- ¡ Menuda bronca me ha echado la enfermnera esa ! . . . Será bruja . .
.
Jack miró en direc ción por donde venían los jos jóvenes recién curados.  Esperó a que saliera Tom y preguntó al muchacho si había tenido algún incidente, para presentar una queja.

- No ni hablar.  No quiero volver a ver a esa tia, exclamó el chico
-Esa tia, como tu la dices, te acaba de curar una herida que por vuestra simpleza os habéis hecho.  Andad hasta el coche que ahora vamos nosotros.  Os dejaremos en casa y que ésto no vuelva a repetirse ¿ Ois ?
- ¿ A que no sabes quién me ha curado?
- No ¿ cómo lo voy a saber?, estaba haciendo los trámites del ingreso . . .
- Pues una de las chicas "sonrientes"
- ¡ No me digas ! qué casualidad.  Pues a unio de nuestros chicos le ha abroncado a base de bien . . .  Claro, se lo merecían. Ya son mayorcitos para que hagan estas tonterías.


 

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