CON NOMBRE DE MUJER . DANA
Los comienzos de la semana, transcurrieron normales. Quizás el barranco estaba tomando sus medidas, pero nadie imaginó lo que se desencadenaría tan sólo unas horas después`. La vida transcurría con normalidad, ajena a lo que tan sólo unas horas después iba a cambiar. Los más viejos del lugar, miraban al barranco y se rascaban la barbilla con gesto escéptico, pero nunca imaginando lo que ello supondría en sus vidas.
Acudieron al trabajo, a sus huertos, al colegio los más pequeños... Todo normal en la vida tranquila de los lugares en los que nunca pasa nada. Se saludaban al encontrarse por la calle y se paraban a charlar entre vecinas. Todo normal. Una vida tranquila, sin sospechar que, tan sólo unas horas después les cambiaría .
Algún que otro vecino no perdía de vista el barranco, se rascaba la barbilla como no fiándose de él, y sus motivos tenía. Pero la noche se echó encima. Las madres habían recogido a sus hijos del colegio, Los maridos habían terminado el día laboral y se reunían con los compañeros para comentar cualquier noticia irrelevante, sin imaginar que ellos mismos lo serían apenas transcurridas unas horas.
Y de repente comenzó a llover. No como otras veces, con saña, con fuerza y con viento que hacían que los paraguas no aguantasen el envite. Algunos observaron que había demasiados charcos en las calles, algo extraño. Se apresuraron a guardar el coche en el garaje .
Peró las calles tenían más agua de la debida y que acostumbran. Alguno debió sentir algún presentimiento de que algo raro estaba ocurriendo y, se apresuró a guardarlo en su plaza de garaje. Otros decidieron ir a buscar a su mujer y a los niños, pues se empaparían, Y los recogieron pero cuando llegaron a su domicilio, ya el agua iba por la mitad del vehículo y entonces fué cuando tomó consciencia de que estaba ocurriendo algo anormal. Por mucho que lloviera, nunca con tamaña intensidad.
Giró la mirada hacia el puente que atravesaba la calle y se dió cuenta de que aquello tomaba otro cariz. Entonces ocurrió: el puente situado al final de la calle había saltado por los aires como si de un papel de fumar se tratara.
—Salid del coche, salid del coche. Vamos deprisa...
Apenas les dió tiempo a llegar a su casa. Los niños aterrorizados gritaban llorando. Un contenedor vino hacia ellos frenado por su propio vehículo. Se reunieron con otros vecinos que al verles, acudieron en su ayuda para ponerles a salvo.
La fuerza y la rapidez del agua no daba lugar a nada. Dejaron el coche al ver que la corriente era tan fuerte que, se lo llevó como si fuera un papel de fumar. Pero lo importante era llegar a casa, llegar a casa...
Esa casa fue anegada por el agua, pero un vecino que vivía en el tercer piso del edificio les ofreció cobijo. Tenían que reaccionar, pero tan sólo se miraban mientras calmaban a sus hijos asustados. No sabían lo que estaba ocurriendo Fué una noche de pesadilla.
Con los primeras luces Contemplaron el desolador panorama que tenían frente a ellos. El puente no existía. Las calles anegadas de fango y los coches que estaban aparcados apenas unas horas antes, se amontonaban unos encima de otros. Se miraban incrédulos ante el espectáculo dantesco que contemplaban. El torrente era irrefrenable y aparecía ante sus ojos espantados del color del barro portando las tierras del barranco. Todo a su alrededor era desolación, ruina y miedo, mucho miedo ante la fuerza del agua que ahora lo inundaba todo, lo destruía todo, como si de una pesadilla se tratara. Pero era real. Había ocurrido y lo tenían ante sus propios ojos,
Su vivienda no existía, anegada por el agua y el barro. Sus ilusiones, su vida, estaba bajo ese barro viscoso y resbaladizo y posiblemente su trabajo también. Solo podían mirarse a los ojos entre ellos, incrédulos de que tamaña desgracia hubiera ocurrido. Se abrazaron todos con lágrimas en los ojos: habían sobrevivido a aquello.
Pero enseguida pensaron en el resto de sus familias, de sus amigos, de sus vecinos. ¿ Les habría pasado algo? Miró al vecino que tan generosamente les había brindado su casa y en sus ojos vió reflejada la misma angustia que ellos sentían. Y se asomaron de nuevo al balcón y vieron como otros trataban de subir a otro vecino que permanecía en la calle con el agua más allá de su cintura. Y habían empalmado unas sábanas para poder izarle hasta el balcón. Ese sería el paisaje que les esperaba.
Las aguas comenzaban a bajar pero, quedaba el barro, resbaladizo, pegajoso, mal oliente portando algunos de los objetos que ellos valoraban porque formaban parte de su vida y, ahora se mezclaban con los restos de ella. Jamás olvidarían aquello.
No sabían lo que hacer. A dónde mirar. Qué decir. No tenían palabras que describiera aquella tragedia que contemplaban y que no acababa más que empezar. Pero por dónde empezar. Tenían la mente en blanco. Tenían que reaccionar y sería lo primero despejar de muebles las entradas de las casas y el barro acumulado en su interior. La cruda realidad es que lo habían perdido todo y deberían volver a empezar, dejando atrás media vida.
Las ayudas, tardarían en llegar hasta que se conociera el desastre ocurrido. Las voces sería rápidas y el boca a boca funcionó una ve más. Ningún aviso OFICIAL. Se tenían que vales por ellos mismos. Y entonces a alguien se le ocurrió acudir a las Redes Sociales. Corrieron las voces como reguero de pólvora. No tenían de nada. Todo lo habían perdido: estaban con lo puesto y además lleno de barro.
" Voluntarios. Necesitamos gente " y no hizo falta nada más. Enseguida se movilizaron. Y llegaron los voluntarios a cientos y los víveres para subsistir, y de todo...Se organizaron convoyes con donaciones de víveres, ropa, aseo personal y todo cuanto se necesita para seguir con "normalidad" la vida.
" Si alguien hubiera avisado de la magnitud de la tragedia..." se decían. Pero de nada servía ya lamentarse, sino remangarse y ponerse manos a la obra.
Y llegaron desde todas las regiones de España con lo necesario para limpiar y alimentar a aquellas pobres gentes que lo habían perdido todo y algunos hasta la vida.
Benditas sean las gentes de España que son capaces de responder a cualquier llamada de socorro estén donde estén. Gracias a todos ellos que han contribuido a facilitar la limpieza y reconstrucción de las vidas, aunque el trabajo es ingente y de mucho tiempo.
Gracias a los voluntarios que, desde el último rincón de España, han acudido a la llamada para ayudar y dar consuelo a todos ellos. Benditos seáis. La vida sigue a su ritmo marcando sus tiempos.
En Madrid , 6 de Noviembre de 2024
Reservados derechos de autor @rosaf9494quer
Imágenes < Tomadas a través del televisor de la provincia de Valencia
Narración inspirada en un hecho real.
Toda la tragedia se fraguó en pocas horas, pero alcanza a la vida de miles de personas. Narración basada en un hecho real presenciado a través de una foto y de un cronista de la situación presente @rosaf9494
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