VIVIR LA VIDA - Capítulo 3º / COMO UNA MARIONETA
Una vez instalada en el domicilio de los padres de Angel, al quedarse sola en la habitación, comenzó a rebobinar todo lo ocurrido y pensó en lo que debía hacer de ahora en adelante. Asun se portaba maravillosamente con ella,. En esos duros momentos la abrazaba y besaba constantemente como indicándola que no estaba sola, que tenía un novio que la adoraba y unos suegros que serían unos padres para ella. Al llegar a este punto rompió a llorar llamando a su madre y a su padre. Excepto el tiempo que pasó en el colegio en Francia, nunca se había separado de ellos, y ahora . ya no los tendría jamás.
A los ocho días del sepelio, se celebró en la parroquia del barrio , el funeral por el matrimonio Núñez-Bernal. Marita totalmente de luto, estaba flanqueada por Angel, que no la soltaba de su mano, y los padres de éste. Acudió infinidad de gente, todos ellos de las finanzas. E incluso las monjas que habían educado a Marita y que no encontraban palabras para colsolarla.
Estaba como flotando en una nube. A penas se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor, pero deseaba que todo aquello acabara; le era muy difícil respirar, estrechando constantemente unas manos que la daban el pésame y que no conocía. Todo era rutinario, frio, sin sentimiento de verdad : " te acompaño en el sentimiento", cuando la verdad era que la mitad de ellos estaban ansiosos por ocupar el sillón que Alberto había dejado vacante. Otra cosa fueron las amigas de Teresa, las que les acompañaron en la maldita excursión; ellas si lloraban con sentimiento, y desde el fondo de su alma se lo agradeció.
Esa noche Marita no conciliaba el sueño. Tenía un tremendo dolor de cabeza y sentia la necesidad física de acudir al cementerio y permanecer allí durante un rato. Tenía que desahogarse, llorar cuanto le apeteciera y pensar en lo que había de hacer. Mientras desayunaban le comunicó a Asun que iría al cementerio, cosa que escandalizó a la mujer
- Qué disparate, ni hablar. No puedes ir todavía. Está todo muy reciente y te va a suponer un nuevo sofocón
- Pero Asun, necesito ir. Hablar con ellos aunque sé que no pueden oirme. Necesito llorar allí donde reposan y descargar todo el dolor que llevo dentro.
- Espera al menos al fin de semana cuando llegue Angel y te acompañe. Yo me perdonarás, pero a esos sitios no puedo ir, lo siento no puedo, es superior a mi
- No Asun, te lo agradezco, pero necesito ir sola. Sin prisas y sin nadie que me aguarde para permanecer allí todo el tiempo que me pida el cuerpo. Y a propósito, quería hablar contigo: no puedo permanecer viviendo con vosotros indefinidamente porque algún día tendré que volver a casa y cuanto más tiempo pase, será peor. Así que he pensado regresar esta misma tarde
- Pero ¡Marita.! . .
- Asún, en casa está Benita ( la criada), no estaré sola.. . Sola he de estar para siempre y debo asimilarlo. . .
- Pues mira, ahora que lo dices, quizás tengas razón. Tú sabes que Angel es muy fogoso, y me da miedo que estéis viviendo bajo el mismo techo, porque en un descuido puede perder la cabeza y. . . ya sabes . . . Tendremos que pensar en adelantar vuestra boda para evitar "tropiezos". Ahora vivirás sola en tu casa y en cualquier momento podéis cometer una locura
-¡ Asun ! por favor, comprende que no estoy para frivolidades ahora
- Tú posiblemente no, pero de Angel no me fío. Siempre anda entre faldas. . .
- ¿Qué quieres decir, que cuando me dejaba en casa se iba con otras chicas?
- Claro niña, es normal. El es todo un hombre, y ya que contigo no puede, tendrá que ir con otras mujeres. Es lo normal
Marita, no dijo nada. Ahora entendía las tentativas de intimar de Angel con ella y de sus ausencias al ser rechazado.
(En aquella época ocurría como ahora, pero con una diferencia: ahora los novios se juntan antes de casarse y en aquella época, si ocurría, corrían el riesgo de que las dejasen "plantadas", ya que los argumentos que exponían los novios, eran " si has sido capaz de acostarte conmigo, lo harás con cualquiera. Yo quiero que mi mujer sea honrada . . . " Como si la honradez de la mujer consistiera en perder la virginidad con su novio antes de contraer matrimonio y no pensar en que corría el riesgo de un embarazo porque su amor por él la desbordaba.)
Marita tomó un taxi y dió la dirección del Cementerio. No sabía el tiempo que transcurrió delante del mausoleo de sus padres. En principio lloró largo rato, después se puso a hablar con ellos como si estuvieran allí con ella
- Mamá, Asun quiere que nos casemos enseguida y yo no lo deseo. No tengo ganas de fiestas en estos momentos y ellos quieren que lo celebremos por todo lo alto. No tengo ganas de celebraciones, no ahora. A veces dudo si en realidad le amo lo suficiente como para atarme a su vida para siempre. Me desconcierta y por lo que me cuenta Asun, es hasta mujeriego, y eso me da miedo. ¿ Qué puedo hacer?, decidme
Consultó su reloj y se dió cuenta de que casi era mediodía. Tendría que regresar ya, si no quería llegar tarde a la comida. Comenzó a andar por el paseo central en donde estaba situado el lugar donde sus padres reposaban eternamente, mirando de vez en cuando por ver si pasaba algún taxi, como así ocurrió. Llegó justo a tiempo para comer, cuando Manuel ya había llegado a casa. Algo sobre la boda, debió adelantarle Asun, porque cuando a la sobremesa sacaron la conversación, supuso que ya se habián puesto de auerdo.
- Al menos esperad a que venga Angel en el fin de semana. ¿ No os parece?
-¡ Claro, hija !, exclamó Manuel. Pero en la forma que lo dijo, pensó que ya lo habían decidido
Y llegó el fin de semana, y sin esperar a más, en cuanto estuvieron los cuatro, Asun planteó el tema boda. La única que no estaba convencida era Marita, pero se impuso el criterio de las otras tres personas
- Parece como si tuvieran miedo de que no me case.
Y no le faltaba razón. A pesar de que la familia de Angel gozaba de muy buena posición, la fortuna de Marita era superior. Pensaban que posiblemente, al haberse quedado sola, sería una buena "presa" para los oportunistas. Siendo una chica inexperta, cualquier mozalbete bien parecido que se le acercara, podía enamorarla y dejar plantado a Angel que aunque era guapo, no parecía estar muy enamorada de él.
Y sin tener en cuenta la opinión de la muchacha ese día quedó fijada la fecha de la boda, sería después de Semana Santa, que aquel año caia en Abril.
Y a pesar de sus reticencias e intenciones de aplazamiento, la boda se celebró . El enlace tuvo lugar en la parroquia, en la misma en que Marita fué bautizada. Las monjas tuvieron que darse prisa en terminar el ajuar, pues debían exponerlo en uno de los salones antes de la boda para que todas sus amistades pudieran comprobar lo rica de la dote que Marita aportaba a la boda ( sin contar con la magnífica cuenta corriente que incluia).
Tuvieron trescientos invitados, de los cuales solamente veinte , amigas y compañeras de colegio de Marita que ella conocía. Los otros doscientos ochenta, eran compromisos de los padres del novio.
La comida se celebró en un elegante salón del hotel Palace, siguiendo a continuación baile. A media tarde Angel tomó de la mano a su ya mujer y desaparecieron del banquete. Vivirían en casa de Marita, la que había compartido con sus padres cuando era soltera. Era un piso en una elegante calle, con más de cuatrocientos metros habitables, provisto de ricos y elegantes muebles, y tenían por vecinos a relevantes personajes de la buena sociedad, por tanto era el lugar ideal para su vida y para su nueva posición social, que Angel pensaba escalar.
Angel estaba ansioso por llegar a su casa. Marita estaba muy nerviosa. Por la repentina muerte de la madre, no había recibido los consejos que el día de la boda las muchachas casaderas recibían de sus madres: de lo que ocurriría en su noche de bodas y del comportamiento que habían de seguir cuando el marido requiriese sus caricias. Asun no la había hablado de nada, dado que al ser madre de varón, no tenía el conocimiento de cómo comportarse con la que sería su nuera.
Marita, con la idea de lo poco que se podía ver en el cine, se había forjado la idea de que todo sería muy romántico y bello. Que su marido la besaría, la diría lo mucho que la amaba y poco más.
Cuando se quedaron a solas en el dormitorio, todo se precipitó rápidamente; nada era igual a lo imaginado. Angel tenía prisa, mucha prisa. La abrazaba y besaba bruscamente y bruscamente hizo que se despojara del vestido de desposada. Sin apenas tiempo para reaccionar, se vió debajo de su marido y un dolor profundo en su vientre. Nadie le había advertido que el perder la virginidad causaba tan grande dolor. Las lágrimas se le saltaron, se acordó de su madre y una tremenda decepción sintió en su interior. Junto a su rostro sentía la respiración entrecortada de su marido, pero de sus labios no salió ni una palabra cariñosa, de amor, de comprensión hacia su mujer por los momentos que estaba viviendo. Un silencioso quejido salía de sus labios y ni siquiera hizo intento de apartar un poco a Angel que la asfixiaba bajo su peso.
No supo el tiempo transcurrido en el acto, pero a ella se le hizo interminable. No era como lo había imaginado y mentalmente reprochó a su madre no la hubiera puesto en antecedentes de lo que ocurriría en esa noche tan especial en una jovencita que se casaba. Angel se echó a un lado suspirando, pero ni tan siquiera entonces la dirigió una mirada, ni una caricia, ni una palabra que la hiciera saber que era amada por aquel hombre que se había convertido en su marido y que de repente era un desconocido. Ella se dió la vuelta dando la espalda a su esposo, mientras el llanto brotaba silencioso de sus ojos. La decepción sufrida por aquella que debía ser su noche más especial, la hizo sentir, que efectivamente, no estaba suficientemente enamorada para casarse.. . ni preparada para convertirse en esposa. No sabía absolutamente nada de cómo debía comportarse con su marido. ¿ Sumisa, obediente, callada, sin pedir nada a cambio a su marido. . .? Exactamente, todo eso es lo que se esperaba de una mujer casada.
Durante la noche, fué requerida de nuevo por su marido y ella sumisa admitía todo lo que él la pedía. El sol ya estaba alto cuando saltó de la cama incapaz de permanecer a su lado por más tiempo . Estaba triste, cuando debía estar radiante de alegría; presentía que su vida de casada iba a decepcionarla y entonces recordó lo que en su día una amiga la dijera: " el amor viene con el tiempo " . . . Pero ella, se suponía que estaba enamorada de Angel . . . estaba desilusionada, de eso estaba segura.
Angel se despertó y buscó a su mujer. Al no encontrarla se levantó y se dirigió al salón en donde Marita miraba la calle a través de los cristales,. y fué entonces cuando él la abrazó y la dijo " te quiero". La giró y la besó, y entonces ella recobró un halo de esperanza de que todo no estaba perdido.
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