DESENCUENTROS - Capítulo 8º
Entraron enlazados en el portal del domicilio de Perla. Al entrar en el apartamento, Jeff la abrazó y ella sin poder contenerse, comenzó a llorar silenciosamente, agradeciendo desde el fondo de su alma aquel abrazo que tanto necesitaba. Se encontró mejor, más protegida, menos sola aunque ignoraba el pensamiento de Jeff
-¡ Dios mio, Perla !, fué todo lo que pudo decir al ver el rostro tan desmejorado de la muchacha.
-Ven, sentémonos y cuéntame. Tenemos muchas cosas de las que hablar, la dijo mientras suavemente acariciaba las mejllas de ella tratando de consolarla para que cesara su llanto.
-¡ Dios mio, Perla !, fué todo lo que pudo decir al ver el rostro tan desmejorado de la muchacha.
-Ven, sentémonos y cuéntame. Tenemos muchas cosas de las que hablar, la dijo mientras suavemente acariciaba las mejllas de ella tratando de consolarla para que cesara su llanto.
Ella le miraba fijamente y comenzó a temblar no sabía si de nervios, pudor, sorpresa o porqué. Jeff se dio cuenta de todo ello y tendiéndole los brazos la dijo:
--Ven aquí mujer, ven aquí
Perla se acurrucó entre los brazos de él. Apoyó su mejilla en el pecho , escuchaba el latir de su corazón. Se sentía protegida, querida. Mientras Jeff acariciaba sus cabellos besándolos
--¿ Por qué no me lo dijiste antes, por qué?
--No podía. Me dijiste que no querías saber nada de mi, que no querías verme nunca más. ¿ Cómo te iba a decir que íbamos a ser padres….! Tenía miedo…
--¿Tenías miedo de mi ?
--Temía tu reacción. No me sentía capacitada para ser madre, no entraba en mis cálculos
--Siempre te dije que buscaras ayuda y nunca me hiciste caso
--Si, pero las circunstancias me hicieron madurar en media hora, en la consulta de un médico. De repente supe lo que eso significaba y que tenía que ser yo sola la que lo afrontase. Créeme no necesité ayuda para saber que lo que tomaba vida en mi vientre debía ser protegido a toda costa. Sola o no, seguiría adelante. Tu madre, sin apenas conocerme, me dio todo su apoyo y me convenció para darte la noticia.
--O sea, que no pensabas decirme nada
--Ya, por favor. Tengo demasiados frentes abiertos y te aseguro que no puedo con todos al mismo tiempo
--¿ Quién te dice que vas a estar sola? ¿ Por qué crees que estoy esta noche aquí? Bastó una alerta para darme cuenta que deseaba verte con todas mis fuerzas y que si necesitabas ayuda, debía ser yo quién te la diese. ¿Has leído la dedicatoria del libro? Es por ti, siempre has estado ahí; mi empeño en olvidarte fue en vano. No sólo no lo conseguí sino que te recordé aún más. Sin ti mi vida ha sido tortuosa. Contigo difícil, pero aúnque así sea, prefiero siempre estar contigo que lejos de ti. Aunque discutamos por tonterías, aunque nos peleemos, lo prefiero a tener una vida anodina, en solitario. Casémonos de una buena vez y acabemos con todos los desencuentros, que no son más que cariño que ambos sentimos. Todo ocurrió por Lolita; ha sido una sucesión de acontecimientos que siempre nos ha llevado a estar juntos, por el motivo que fuese. ¿ No lo comprendes ? No pienso desperdiciar ni un solo minuto. Juntos viviremos el embarazo y juntos criaremos a nuestro bebé. Por cierto ¿qué será niño o niña ?
--No lo sé. En la semana próxima me harán una ecografía y entonces quizás sepa el sexo de lo que viene. A mi me da igual. Lo amo tanto….
- Lo sé cariño y lo cuidaremos los dos juntos. Ahora voy a tomar yo las riendas de todo y no admito excusas. No volveremos a separarnos. Se acabaron las incompresiones y las dudas. Te quiero como nunca pensé que podría querer a alguien y quiero a ese hijo que vas a darme. Juntos formaremos la familia que siempre deseé tener con la persona elegida y esa eres tú. Tenemos derecho a ser felices y haré todo lo que esté en mis manos por hacerle feliz.
Jeff extrajo de su bolsillo un estuche de la joyería. Sacó el anillo de compromiso y lo puso en el dedo de Perla al tiempo que la pedía en matrimonio. Perla le miraba como si todo lo que acontecía no fuera con ella, como si lo estuviera soñando
-Si quiero. Te amo Jeff. No sé cómo, ni cuando, ni porqué, pero te amo y no me siento culpable por ello. Ya no. Estoy en paz con mi conciencia. Deseo tener este hijo aunque no contase contigo.
-¿ Serás capaz de darme un beso sin "avergonzarte" por ello?
- Jeff, no me digas eso. . .
Fué Perla la que tomando el rostro de Jeff lo acercó a su cara y le besó al tiempo que le sonreia. Después él mirándola con inmensa ternura dijo
- Tenemos que hablar de nuestra boda. Lo primero que harás mañana será despedirte de tu trabajo. Después iremos al juzgado a ultimar los detalles del enlace para casarnos lo antes posible. Tenemos que solucionar el lugar en dónde vivir: aquí o en Nueva York
- Jeff, Jeff. No corras tanto que no te sigo. . . dijo ella riendo
-¡ Menos mal que te ries ! Hace siglos que no te veia hacerlo.
- Jeff, creo que debíamos vivir en Nueva York. Aquí no tengo más que a mis amigas y allí está tu familia. Creo que a Gena la encantará malcriar a su nieto o nieta. Nos casaremos aquí para que asistan mis amigas también y después viajaremos a tu pais. Todavía nos queda tiempo antes de que el embarazo avance.
- Pero casarnos, lo haremos rápidamente. Esta noche llamaré a mis padres y les anunciaré las buenas noticias. Y Ahora vámonos a cenar a un buen restaurante. ¿ Sabes que te quiero, lo sabes?
- Anda loco. . . ambos reian alegres y felices de estar juntos.
La familia de Jeff, al completo, aterrizó en Barajas, pero fué la presencia del abuelo la que más enterneció a Perla. Se fundió con él en un abrazo largo y entrañable, mientras el resto de los viajeros protestaban por impaciencia para besar a Perla. Había alegría en sus rostros, todos eran felices. Al abrazarse con Gena, ésta susurró al oido de Perla
- Bienvenida a esta familia de locos, hija mia. Porque sí, eres una hija para mí; vas a darme un nieto precioso y haces muy feliz a mi hijo. Indiscutiblemente eres mi hija también.
Perla estaba muy emocionada. Jeff se dió cuenta de ello y en tono jocoso dijo para que todos le escucharan
- Bueno, bueno. Me la estáis haciendo llorar y mi mujer está en estado interesante o ¿ no os habéis enterado de ello? Porque si, es mi mujer aunque aún nos falten dos días para que sea oficial. Es mi elegida, la mujer que amo, la madre de mi hijo, mi musa. . .
Todos rieron mientras se encaminaban a la salida del aeropuerto. Acoplaron a los visitantes en los taxis y les condujeron al hotel en donde se hospedarían. Eran quince personas entre familia directa y primos. Entonces Perla, a modo de disculpa les dijo
- Quisiera que todos viviérais con nosotros, pero mi piso no es muy grande y todos no cabéis, lo siento. Pero si os voy a pedir un favor: que el abuelo se hospede en casa.
El abuelo emocionado aceptó enseguida. Pero fué Gena la que impuso su norma
- Me parece bien y estoy encantada de que así sea. Tú Jeff, vendrás con nosotros al hotel
- Pero mamá. . .
-No hay más que hablar. Sabes que soy comprensiva y bastante liberal, pero es una tradición que el novio un día antes de la boda no viva con la novia, así que ya lo sabes, vendrás con nosotros.
Perla rompió a reir ante la desolación de Jeff, pero cuando su madre se empeñaba en algo, no había fuerza humana que la hiciera desistir. Y así lo hicieron: Jeff y Perla se llevaron al abuelo hasta la casa de la muchacha. Cenaron y después de una larga sobremesa, se quedaron solos el abuelo y ella. Tenía ganas de charlar con su futura nieta, que le contara lo que ella suponía quería saber y con sumo cuidado y detalle, Perla le relató todo lo acontecido en su entrevista con Dolores, con el cura y su visita al cementerio. Con el semblante triste por los recuerdos, el abuelo tomando las manos de Perla, la pidió
- Hija, voy a pedirte algo muy importante para mí. Deseo, necesito ir a Belchite y visitar el lugar en donde reposa. Te prometo que no me pasará nada; soy viejo, pero no tanto como para que me de un "patatus"·. Necesito ir alli, y sé que tu me comprendes. ¿ Sabes? aún recuerdo algunos vocablos que aprendí y que me hacían mucha gracia. . . ¡ Qué tiempos ! ¡ Qué jóvenes éramos !
- Abuelo, yo te llevaría pero tengo miedo por tí. En nosotros causó un gran impacto, muchas emociones así que tú que las viviste. . . No sé, creo que no es buena idea
- Por favor hija, por favor
- De cualquier forma, se lo tengo que decir a Gena y a Jeff
- Pues díselo, anda díselo ahora mismo. Tendrá que ser mañana puesto que pasado con la ceremonia. . .
Perla incapaz de no complacerle, marcó el número del móvil de Jeff y le contó la solicitud del abuelo. A Jeff no le pareció una buena idea, pero comprendía los sentimientos del anciano
- Tengo que decírselo a mi madre y a mi padre. . .
- Ya se lo he dicho e insiste en ello
- Espera un momento. . .
- Perla, se oyó la voz de Gena al otro lado. No me parece oportuno, hay muchas emociones. . . vuestra boda. . . e ir a Belchite, no sé, me da miedo. . .
- Gena se lo he advertido, pero insiste
- Pásamelo. Hablaré con él
Y el abuelo fué convincente. Viajarían al día siguiente, temprano, y estarían de vuelta por la noche. Les acompañaría Jeff. Y así lo dispusieron todo.
A las siete de la mañana, sonó el timbre de la puerta de la casa de Perla. .Jeff dió un beso a su prometida y al abuelo. Ya estaban preparados, así que emprendieron el viaje rumbo a Belchite. Llegaron bien entrada la mañana, una mañana con sol pero heladora, con un frío que calaba los huesos. El abuelo estaba nervioso, excitado, pero firme. Aunque triste, deseaba visitar la tumba de la mujer más importante de su vida, su primer y verdadero amor. Antes habían pasado por la floristería a comprar unas flores. De repente le sacó de sus pensamientos un cartel en la carretera y unos metros más adelante las siluetas de unos edificios derruidos. Habían llegado
- Jeff, hijo. Para un momento en la calle de enfrente, por favor
Hicieron la parada en el lugar indicado por el abuelo. Los tres tomados del brazo pasearon por su calle. No hablaban. El abuelo paseaba su mirada a un lado y otro reviviendo sin duda los días pasados allí. Señalando una casa, dijo
- Mirad, esa era su casa, la de mi Lolita.
Adelantaron unos pasos y mirando fijamente al suelo, con los ojos vidriosos , les indicó
- Y aquí fué donde cayó. ¡ Pobrecita mia, era una niña ! ¿ Por qué Dios consiente algo así ? No había hecho daño a nadie; ni siquiera había empezado a vivir...
- Abuelo . . , dijo Perla abrazándose a él
- No sufras hija, son recuerdos de viejo. . . Ya pasó, dijo secándose las lágrimas.
- Pero mirad, gracias a aquel hecho tan triste hoy estamos aquí los tres. Vosotros os casais mañana y váis a tener un hijo : mi bisnieto. . . No todo ha sido triste. Ea, vamos al cementerio que aquí hace un frio que "pela". Ja, ja, ja, te lo dije anoche, Perla, aún recuerdo algunas palabras.
Jeff y Perla estaban extrañados de la fortaleza de aquél hombre que sabían estaba dolido, pero aún sacaba fuerzas para bromear y no tensionar la situación. Lentamente se dirigieron al cementerio. Allí frente a la tumba de Lolita, ellos se apartaron un poco. Creian que al abuelo le gustaría tener intimidad con ella, como así era. Con esfuerzo se arrodilló a los pies de su derruida tumba y fué entonces cuando de su pecho salió un sollozo, callado, emotivo. Sólo balbuceaba su nombre una y otra vez. Después depositó las flores sobre la tierra reseca por la escarcha y ayudado por sus nietos se santiguó y lanzando un beso al aire, les dijo
- Vámonos cuando queráis. He cumplido con algo que no pensaba y que me ha estado pesando durante toda mi vida. Me he disculpado y ella me ha perdonado
- Abuelo, no tenías nada de que arrepentirte. Fuistéis dos almas puras castigados por una guerra cruel. Pero el amor que os tuvístéis fué ¡tan hermoso, tan hermoso ! que ojalá yo sea capaz de amar a mi esposo lo mismo que tú amastes a Lolita. Perla le abrazó y abrazó a Jeff que estaba conmovido e incapaz de pronunciar palabra, sólo abrazar a su novia y a su abuelo. Partieron del cementerio silenciosos, pero reconfortados.
La ceremonia fué entrañable. La familia de Jeff y las amigas de Perla ocupaban casi toda la estancia en donde un juez les había unido en matrimonio. Las risas, los abrazos y la alegría reinaba entre ellos. Las amigas de Perla lloraban de alegría: Araceli dijo a su amiga
- No creas que aunque te vayas lejos vas a deshacerte de nosotras, seguimos siendo un equipo. Iré a veros cuando nazca la niña
- Iremos, repitieron todas a coro
Ya se había confirmado por la ecografía: era niña y todo venía bien y normal. Se dirigieron al restaurante en donde iban a celebrar el enlace. Era un lugar de los más caros de Madrid y con fama mundial, con estrellas Michelín en su carta. Todo era perfecto. Los esposos se miraban embelesados, deseando quedarse a solas.
A pesar de no estar muy avanzado el embarazo, Jeff notaba que Perla estaba fatigada. Las emociones del día anterior y las que estaban viviendo, a pesar de estar tremendamente feliz. Deseaba que terminara la comida y poderse quedar a solas, cuidar de su mujer y de su niña. . .
El acompañamiento decidió disfrutar de la noche de Madrid y todos excepto el abuelo que se quedó en el hotel, estuvieron recorriendo todos los lugares típicos de la ciudad. La gente jóven quería ir a discotecas, los de edad mediana a lugares más tranquilos, pero todos disfrutaron de todo.
Ya a solas en su casa los jovenes desposados comentaban las incidencias sucedidas durante el día.
- ¿ Estás nerviosa?, dijo Jeff
- Un poco, respondió Perla
- Bueno, pues ya está bien de charlas, ahora toca amarnos
No hicieron viaje de novios motivado por el embarazo de Perla, así que todos juntos, en el mismo avión regresaron a América. Vivirían en un chalet cerca de los padres de Jeff. El abuelo iba feliz y sonriente, como no le habían visto en muchos años. El resto del pasaje veía con curiosidad y simpatía a aquel grupo de gentes que no paraban de reir. Perla y Jeff, cogidos de la mano se miraban y de vez en cuando él besaba a su mujer sin dejar de acariciar sus mejillas y el vientre que portaba a su primer hijo.
Una mañana mientras dormían, Perla despertó a Jeff apresuradamente
- Jeff, Jeff. Despierta mi amor, despierta. Ya llega, ya viene.
Y llegó y Jeff estuvo al lado de su mujer impresionado por lo que estaba viviendo. Acontecimiento que relataría en su libro, continuación del anterior. El milagro más maravilloso : el nacimiento de un ser humano. Besaba a su mujer y hasta emocionado soltó unas lágrimas. No podía ser más feliz ni querer más a esa personita que lloraba con fuerza, pero el más grande amor sentido por él, estaba cogida de su mano mirándole con inmensa ternura, muy emocionada: su mujer. La besó en la frente y la dió las gracias por aquella bendición que acababa de nacer. Después salió de la sala de partos para dar la noticia a su familia que aguardaba impaciente.
- Ya está aquí, y es una preciosidad. Tiene el cabello negro y es gordita y sonrosada. Perla y yo hemos decidido llamarla Lolita.
Dirigió la mirada hacia su abuelo que se abrazó a él emocionado. Se abrió la puerta y una enfermera con la niña en brazos mostró a todos el nuevo miembro de la familia
F I N A L
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