EL VIAJE - Capítulo 7º / Georges, ya llega
Las rutas se sucedían todas las semanas y cada vez los muchachos se mostraban más interesados, pero a Laura le costaba cada vez más moverse con soltura y dado que la hora del parto estaba cercana, decidieron suspender las clases temporalmente hasta que ella estuviera en condiciones. No querían a otra profesora porque ninguna les explicaría los hechos como ella La despidieron con una agradable comida en la que todos se reunieron alrededor de la mesa. Sherleen y Moira estaban muy emocionadas y le habían tomado un gran cariño, Apenas quedaban un par de semanas para salir de cuentas y Moira a modo de homenaje la recitó unas bendiciones celtas, muy en su estilo:
Que el camino salga a tu encuentro
Que el viento siempre esté detrás de ti
Y la lluvia caiga suave sobre tus campos
Y hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te sostenga con el puño de su mano
Que vivas por el tiempo que tu quieras y que nunca quieras vivir tanto como vives
Todos aplaudieron esta intervención de Moira y Laura y Sherleen se miraron emocionadas . Laura abrazó a sus amigas enjugando unas lágrimas de emoción que a penas pudo contener.
Sus alumnos la obsequiaron con un gran ramo de rosas de color suave que eran sus preferidas y la suplicaron que no se olvidara de ellos.
-Os prometo que en cuanto mi estado de mamá me lo permita, volveré con vosotros. Todo el tiempo que he pasado dandoos clase , ha sido imborrable para mi.
Y terminado el almuerzo cada uno se dirigió a su domicilio. El alumno pelirrojo la acompañó hasta dejarla en la mansión y allí la dió un beso en la frente y la dijo:
-Bendita sea señora, no la olvidaremos. Cuídese y avísenos cuando haya dado a luz, queremos ver al protegido de los dioses.
Laura riendo y muy orgullosa, entró en su casa, Ya quedaba poco tiempo para que Georges regresara del trabajo y ella estaba feliz y radiante. Esperaba con impaciencia y temor el momento de su alumbramiento.
Al entrar en el recibidor vió una maleta en un rincón y unas voces que salían desde el saloncito. Aceleró el paso y al entrar en la estancia vió a Timoty y a Georges que estaban charlando animadamente.
El rostro de ambos hombres se iluminó al ver entrar en el salón a una Laura deslumbrante de alegria por verles y por la reunión que acababa de celebrar. Portando el ramo de rosas en el brazo corrió a abrazar a su suegro que la estrechó fuertemente mientras sonreía no paraba de contemplar la cara de Laura y, su vientre.
-¡Laura ! cuando me fuí apenas tenías tripita y ahora estás tremenda y, para que nazca mi nieto. El tiempo pasa y yo también tengo novedades que contaros. Veréis, gozo de vuestra compañía pero a veces me duele la soledad. Viéndoos tan felices pienso que yo también podría encontrar a alguien que me acompañase en el último recorrido de mi vida. Soy mayor, pero no lo suficiente como para meterme en casa y he conocido a una mujer de mi edad que nos comprendemos perfectamente, lo pasamos bien y nos gustamos. Claro, no tenemos la pasión desbordante de la juventud, pero nos tenemos cariño, somo afines y los dos necesitamos a alguien con quién compartir lo bueno y lo malo que aún nos queda por pasar.De ninguna manera olvido a mi amada esposa Coralia; a ella la llevaré siempre en el corazón, pero creo que tengo derecho a ser feliz.
- ¡ Claro que si !, replicó Laura. Eres muy apuesto, y aún jóven. Seguro que le has robado el corazón y más aún si ha llegado a conocerte bien. Yo estoy de acuerdo, aunque claro, no soy yo quién te tiene que dar la aprobación. Dijo Laura
- Yo te la doy, padre. Tienes razón, aún eres lo suficientemente joven como para ilusionarte. Sé que seguirás amando a mi madre, pero debes amar también a la mujer que has elegido. Ella no tiene la culpa de las jugadas de la vida. Sed felices. Ésta siempre será vuestra casa, pero no os olvidéis que dentro de nada váis a ser abuelos y tenéis que consentir a mis hijos. Rieron todos juntos y felices
Emma fué presentada a la familia esa misma noche en una cena íntima y familiar. Después como si de dos jóvenes se tratara se retiraron a sus habitaciones. Proyectaban casarse en breve, antes de que naciera el bebe.
Ambas mujeres no tardaron en entenderse y Laura ayudó a Emma con los preparativos del enlace que querían fuese rápido e íntimo. Ellos no podían esperar y Laura tampoco.
Transcurrieron las dos semanas para salir de cuentas y otra más. De repente una noche Laura sintió algo extraño, acuoso que le corría por las piernas mientras dormía. Encendió la luz de la mesita de noche y destapó la cama. Georges se rebulló dormido y ella vió lo que le sucedía: acababa de romper aguas.
-Georges, Georges, despierta mi amor, despierta por favor, que ya llega. Ya está aquí
-¿ Qué, qué dices, quién llega?
-Por Dios, George llevamos nueve meses esperándolo. ¿A quién crees que me refiero?
-¿Cómo, qué dices? ¿ Ya viene mi niño?
- Si.Anda comprueba la frecuencia.
Los dolores empezaron primero algo distantes, después más frecuentes y más intensos. Nerviosos se vistieron y mientras Georges llamaba por teléfono al ginecólogo y a la clínica, Laura despertó a sus suegros que no habían escuchado el alboroto de la habitación contigua.
Llegaron a la clínica y ya les estaban esperando . La introdujeron inmediatamente en la sala de partos, pues el bebe llegaba con prisas.
Georges quiso estar presente y sin soltar la mano de su mujer la secaba el sudor que perlaba su frente, al tiempo que con cara de susto asistía a aquellos momentos trascendentales en la vida de unos padres primerizos.
Mi amor lo siento, no hacía nada más que decirle a Laura, al presenciar los fuertes dolores y esfuerzos que ella estaba padeciendo. No podían ponerle la epidural, puesto que el parto se había acelerado y no había lugar a la anestesia.
-Animo Laura ya falta poco, ya corona. Un esfuerzo más y está fuera. Es fuerte y con ganas de vivir. Dios mio ¡ cómo empuja!, comentaba el ginecólogo
De repente salió de golpe como un corcho al ser destapado de una botella con mucha presión. Inmediatamente su llanto inundó el quirófano al tiempo que medio riendo y medio llorando Georges y Laura se abrazaban y se besaban
-¿ Está bien, está completo? ¿Tiene los deditos?
-Si mujer, no te preocupes está perfecto y es precioso. Espera unos segundos y te lo daremos para que le veas.
Primero el bebe fué depositado encima de su madre mietras que el ginecólogo ofrecía a Georges que cortara el cordón umbilical. Después se le ofreció al padre para que lo sostuviera en brazos unos instantes, antes de llevársele para chequearle.
-¡Es tan pequeño e indefenso !- exclamó. ¿ Si me cabe en una mano !
- Mira mi amor, es nuestro pequeño. Es nuestro lazo de unión para toda la vida; es el sello de nuestro amor. Gracias mi vida, nunca un hombre ha recibido tan gran regalo de su mujer. Sabes cuanto lo deseaba y me lo has brindado a pesar de tu sufrimiento.
- Mi vida, es nuestro hijito del alma. Es la demostración de que te quiero más que a nada . Te quiero y así será siempre.
De repente dos torbellinos emocionados entraron en la habitación:
-¿ Dónde está mi nieto? Quiero conocer de cerca el trabajo que habéis hecho-, dijo Timoty, mientras Emma abrazaba emocionada a su nuera que estaba algo cansada pero inmensamente feliz.
- Tardarán aún un poco. Tenían que chequearle. Pero es precioso, precioso y se parece a su madre.
Una gran cesta de rosas blancas con un muñeco de peluche y un estuche de joyería llegó por un encargo de Georges
-Son preciosas maridito mio y este es su primer juguete. ¿Qué es esto?
- Abrelo y lo verás
El estuche de joyería dejó al descubierto una pulsera con una inscripción que decía: "Donde quieras que estés, siempre iré contigo"... y la fecha del nacimiento de su primer hijo.
Había sido un día de emociones . A Laura no dejaban que durmiera hasta no haber transcurrido dos horas largas de haber dado a luz. Estaba deseando entornar los ojos y descansar, pues a pesar de haber sido un parto rápido, también había sido intenso y fuerte y se encontraba algo agotada.
Después de que los suegros se hubieron marchado, se quedaron los tres solos, y sólo entonces pudo dormitar durante un rato.
El bebe se rebullía en su diminuta cuna y Georges no sabía qué hacer para atender al bebe y no despertar a Laura que descansaba plácidamente. Optó por llamar a la enfermera que se presentó rápidamente. Se trataba del alcalde y su familia, pero además el matrimonio gozaba de las simpatías del pueblo porque habían desarrollado muy buena labor ciudadana. El hijo de la enfermera era el joven pelirrojo que adoraba a Laura.
-¿ Necesita algo, sr. alcalde?
- Pues si. No sé lo que le ocurre al bebe que no hace más que protestar.
- Veamos- dijo la enfermera.
-Pobrecito, se ha ensuciado. Señor le ha tocado esa labor; los papás deben saber cambiar los pañales para que ayuden a las mamas. Así que tome las toallitas y el pañal. Después tendremos que ponerle al pecho de la mama para que empiece a subccionar.
-¡ Pero si acaba de nacer y aún no hay subida de leche!
-Si, pero aparte de que obtendrá los calostros, se acostumbra a mamar. Los bebes no nacen sabiendo, les tenemos que enseñar, y créame al principio es bastante dificil y pesado. Así que lo siento por la señora, pero una vez puesto de limpio, tendremos que despertarla. Eso sólo lo puede hacer ella, aunque usted le ayude.
Por primera vez en su vida Georges limpió a su hijo de algo negro y biscoso, repugnante pero que a él le hizo gracia por tratarse de su pequeño.
- No se le da mal, alcalde...-, exclamó la enfermera quién con golpecitos suaves en la mejilla, despertó a Laura.
-Lo siento señora, pero tiene que dar el pecho a su hijo
-¿Tan pronto? ¡ Si aún no tengo leche !
- Ja,ja,ja,.Ya lo sé, pero así son las cosas. Tiene que enseñar a esta preciosidad a mamar, puesto que no nacemos sabiendo hacerlo.
- No importa, le enseñaré-. Y sonriendo acogió entre sus brazos al pequeñín que le alcanzaba la enfermera.
Georges observaba la operación entre las dos mujeres. Laura desabrochó el escote del camisón dejando al descubierto uno de sus pechos, poniendo a continuación la cabecita del niño contra ella, con cuidado de no taparle la naricilla y pudiera respirar.
Georges observaba a su mujer la cara de ternura inmensa con la que miraba a su hijito y sin poder contenerse la besó en la frente al tiempo que acariciaba la cabecita del bebe que con la puntita de su lengüecita rodeaba el pezón de la madre tratando de encontrar algo. Al cabo de un rato del intento y de no conseguir nada, el bebe se enfadó y rompió a llorar con rabia
-¡ No es posible que tenga hambre, está recién nacido!- dijo Laura
-No olvides que es un niño especial, está bendecido por los druidas, y volviendo a besar a su mujer ambos romperon a reir.
El bebe no se calmaba y Laura lo intentó de nuevo en el otro lado. Esta vez el niño hizo la misma operación; cuando llevaban un rato, de repente unas encias suaves mordisquearon el pecho de la madre y su boquita preciosa empezó a subccionar con todas las fuerzas del mundo.
Locos de felicidad por lo conseguido, Laura tomó una manita y la depositó sobre su pecho al tiempo que besaba aquella preciosa, pequeña y redondita cabecita. Le parec ía extraño que todo hubiera acabado y tuviera entre sus brazos al bebe más bonito del mundo
-Sin duda se parece a ti, Georges. Quiero que se parezca a tí, de esta forma siempre estarás conmigo cuando esté con él.
La sesion mamatoria, duró algo más de cinco m inutos. " un ratito con cada pecho, hay que alternarlo para que se acostumbre a las dos mamas, de lo contrario no querrá más que por una y hay serio peligro para la mamá". Siguiendo al pié de la letra y pareciendo que el chiquitín se había vuelto a dormir, Georges suavemente lo depositó en su cunita y ayudó a su mujer a acomodarse el camisón y la almohada para que pudiera volver a dormir.
-Yo estaré aquí, cielito, no me moveré de tu lado. Duerme tranquila que yo os cuido. Ya somos una familia.
Sonriendo ambos, besó en la frente a su mujer y a su hijo y bajó la luz de la cabecera de la cama de Laura para que ésta pudiese dormir tranquila. El haría vigilia; aún estaba impresionado por lo vivido en la sala de partos
-Es una experiencia que no olvidaré jamás. Todos los hombres deberíamos presenciar el nacimiento de nuestros hijos y recapacitar en la labor que hacen las mujeres y que muchas veces no apreciamos. Descansa mi amor, descansa.
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