AMOR EN LA RED - Capítulo 11º / Más que a mi vida
Jack había pedido una excedencia resuelto a no ejercer la medicina, a pesar de ser su pasión. Abandonó definitivamente su pensamiento de ser cirujano. Su compañero Philip, no sabía cómo hacerle desistir de ello. Por mucho que le hciera los cargos referente a su talento como cirujano, a su vocación de ser útil a los demás, los pensamientos de Jack eran firmes y resolutivos
- Philip, no insistas. No me interesa nada, y si sigo como investigador es porque no sé hacer otra cosa que no sea la medicina, pero no volveré a ejercer como médico
- Pero no puedes marcar tu vida por lo ocurrido con Lucille. ¿ Seguro que se lo explicaste bien a Ingrid?
- Si Philip, se lo expliqué muy bien, pero ella en sus trece, no me escuchó. Pero además ocurrió algo de lo que me avergüenzo y motivó todo. Me vas a perdonar, pero no quiero hablar de ello.
Cuando Jack llegó a casa, su vacío le aplastaba. Comía cualquier cosa, no arreglaba la habitación y la ropa sucia se amontonaba en un rincón. Reconocía que no podía vivir así, pero por mucho que lo intentara no podía, ni quería, hacer otra cosa que no fuera dormir. Y durmiendo tampoco encontraba la paz.- " Si al menos pudiera hablar con ella" - pensaba. Pero el tiempo transcurría y nada sabía de su mujer. Con la excedencia como médico, tampoco tomaba el rumbo en otra actividad. Simplemente dejaba transcurrir los días.
Sobre la mesa del escritorio de su despacho, al que pocas veces entraba, continúaba el ordenador que no había vuelto a utilizar desde que Ingrid se marchara. Olía a sudor, pues también la higiene personal la había descuidado. Pensó en darse una ducha. Cuando se vistió, volvió de nuevo al despacho y en un acto reflejo encendió el aparato, no sabía muy bien porqué.
De nuevo el sonido familiar de Windows, repicó en su cabeza, y el pensamiento le trajo hasta los días en que chateaba con Ingrid, al principio de todo - "¿ y si ella se conectara ?" - sin muchas esperanzas, entró en su biografía y en el apartado "Notas", comenzó a escribir
" Llegaste a mi sin buscarte, por casualidad, cuando la soledad y el aburrimiento hacían pareja con la monotonía. Fuiste un soplo de aire fresco que llegó a mi vida, siendo otra persona la que en esos momentos distraia mi aburrimiento. Pero pronto supe, que eras tú la destinada a mi. La sinceridad imperó siempre en nuestras vidas, pero poco a poco, me fuiste ganando sin a penas darme cuenta y te amé, casi desde el primer minuto, a pesar de tu incipiente rechazo. No te conocía y tú no tenías ganas de que esa situación cambiase, pero el destino siempre juguetón, una tarde de primavera, aclaró todo lo que nos separaba. Y fueron tan sólo tres días, pero suficientes como para saber que estabas destinada a ser la mitad de mi vida. Pero aún habían de pasar meses para volver a encontrarnos y darnos cuenta de que nuestras almas se pertenecían, igual que nos pertenecimos mutuamente en una noche en que el amor nos desbordaba. Nos casamos y fuimos muy, muy felices, tanto que un incidente en mi vida hizo que temblara de sólo pensar que podía perderte. Pero de todos modos te perdí, y me rechazas a sabiendas que me has dejado roto el corazón. No he superado mi miedo, he renunciado a lo que me hacía mejor como persona, pero tú sigues sin estar a mi lado. Han pasado los meses y no has querido ni siquiera decirme cómo te encuentras. Pero yo te confieso, aunque tarde, que nada me haría más feliz que tener un hijo tuyo, aunque ya nada valgan mis palabras. Seguro que no me crees, y sin embargo nunca he dicho mayor verdad. Mil veces me he reprochado el no haber cumplido mi promesa de engendrarte un hijo cuando lo pensábamos. Si hubiera sido de esta forma, nada de esto hubiera ocurrido.
Pero ya es tarde, todo está hecho y nosotros lejos el uno del otro. Quiero que sepas que haría cualquier cosa por recuperarte y compensar de alguna manera los sinsabores, que sin proponérmelo, te he dado. ¡ Si el destino de nuevo jugara a mi favor y leyeras esta nota!... No es fácil lo sé, porque tampoco te gustaban estos "aparatos", como los llamabas. Quiero que sepas que eres lo mejor que me ha pasado, que te quiero hasta sentir dolor físico y profundo, que cada día se me hace más insoportable la soledad, que nada vale si no lo disfrutamos juntos, que te quiero a morir y que te pido con todas mis fuertas que regreses a mi. Iré a buscarte, si así lo quieres, al fin del mundo si es necesario. Que mis noches están vacías y que acaricio tu almohada por ver si el nuevo día te trae de nuevo a mi lado. Siempre te querré, aunque tú no lo creas, porque es más fuerte que yo y no puedo evitarlo. Eres mi sweet del alma. Por favor regresa. Tendremos ese hijo que nos una aún más y que tanto deseamos, porque yo también lo quiero aunque dijera lo contrario. Por favor, llámame. Jack"
Pensativo repasó las palabras escritas y que habían salido de lo más profundo de su corazón, pero no tenía ninguna esperanza de que Ingrid lo leyera. Dejó el ordenador encendido después de pulsar el publicar. La suerte estaba echada, pocas cosas más podía hacer, pero si quedaba alguna, la haría sin dudar.
Ni por lo más remoto se le había ocurrido a Ingrid abrir el ordenador. Nunca le gustó. Si había accedido a usarlo fué por charlar con Jack, y por la insistencia de sus amigas, pero ahora todo era diferente. Carmita llegó más tarde que de costumbre. El trabajo en el despacho se había complicado con un caso que les había entretenido más de la cuenta.
-No sé a qué hora me voy a acostar, hoy. Es un caso algo enrevesado. Les he dicho que me envien unos datos para completar el informe. Mañana ha de estar en el juzgado. Hazme un favor, enciende el ordenador mientras yo me doy una ducha rápida.
Ingrid se dirigió a la mesa en la que descansaba el ordenador, y después retornó a lo que estaba haciendo: la cena. Escuchó una especie de campanilla que avisaba de la recepción de un mensaje
- Carmita, ha llegado algo
- Ya salgo. Será lo que estaba esperando
Efectivamente era lo que esperaba. Dió un repaso rápido a FB , en "Ültimas noticas", había una Nota que llamó poderosamente su atención. Leia por encima y entonces se fijó en el autor de la misma
- ¡ Dios mio es Jack !
Leyó apresuradamente los primeros renglones. Enseguida se dió cuenta de que no era para ella, sino para Ingrid. ¿ Pero cómo hacer para que lo leyera ? Sin pararse en más, llamó a su amiga
- Ingrid, ven enseguida
- ¿ Qué te pasa, qué ocurre ?
- Siéntate cerca del ordenador y por favor, ves dictándome lo que hay escrito
- Está bien, pero espera retire la cena, si no lo hago se quemará
Hecho ésto, acercó una silla y comenzó a leer lo que la pantalla le devolvía. Inmediatamente se paró. Aquello no era un informe para el juzgado ¿ qué era ? Le eran muy familiar aquellas palabras, y entonces si fijó en el nombre del titular. Era de su marido, pero no quiso seguir leyendo y rompió en sollozos.
- Leélo, por favor. ¿ Qué es lo que quieres ? te está pidiendo perdón, quiere que regreses y desea tener ese hijo que ignora, ya está en camino. No puedes tener tal grado de crueldad. El te quiere, desea que regreses. Por favor Ingrid recapacita
- Dame tiempo Carmita. No esperaba una cosa así y se van a enterar cientos de personas de lo que nos pasa.
- Y a tí ¿ qué te importa ? Nadie de los que puedan leerlo os conoce, ni nadie sabe lo que ha ocurrido. Anda llámale; ésto se os tiene que pasar. Sólo es una crisis de las muchas que tenemos las personas cuando amamos a alguien desesperadamente.
- Deja que lo piense primero. Que analice lo que he de decirle; desde luego, si le llamo,no le mencionaré mi actual estado. No quiero hacerlo hasta no tenerle frente a mi. Así sabré si lo que ha escrito, es cierto.
- Muy bien, toma - y alargando la mano, le ofreció el teléfono para que llamase a su esposo.
- Y sé cariñosa con él, que cuando quieres , te muestras bastante arisca.
n casa, sino en el hospital. Ya iba a colgar cuando la voz de Jack resonó en su cabeza borrando las palabras que pensaba decirle, sólo pronunció una frase , unas cortas palabras antes de romper en un llanto incontenible
- Jack, por favor ven a buscarme
- ¡ Ingrid, mi amor ! ¿ Estás bien ?
- Si, si - no podía hablar más. La emoción anudaba su garganta
- Iré ahora mismo. Te quiero Ingrid, te echo de menos. Por favor dime que no te ocurre nada
- Yo también te quiero. No te preocupes, estoy bien. Sólo que he leído... y ... - no podía continuar
- Cálmate vida. Me pongo en movimiento ahora mismo. No tienes ni idea de lo que he deseado oir estas palabras.Mañana estoy allí, y nada ni nadie nos va a volvar a separar.
Al colgar cada uno de ellos, pensaba que no podía ser verdad ¡" todo se había arreglado , y su mujer le pedía que fuera a buscarla. E iría aunque fuera a nado"
Reservó pasaje para el primer avión que saliera rumbo a Madrid. Metió en una maleta, lo que creyó podría necesitar, el neceser de aseo y, en el coche, partió loco de alegría hacia Londres. Llegó de noche y tendría que aguardar en el aeropuerto hasta la salida del avión. No le importaba las horas que tuviera que esperar. Tenía la impresión de que en aquel lugar estaba más cerca de Ingrid.
Llegó a Madrid a primera hora de la mañana. Cuánto más cerca estaba, más impaciencia sentía. Tomó un taxi en la salida y dándole la dirección de Carmita se encontró frente a su mujer en menos de media hora.
El timbré sonó repetidamente en casa de las chicas. Ambas se miraron comprendiendo que aquella llamada era de Jack. Ingrid temblorosa, parecía que le habían clavado en el suelo. Fué Carmita, la que cariñosamente, empujó su espalda para que abriera la puerta.
Y por fin estaban frente a frente. Jack abrazó a su mujer y ésta al marido. Ambos tenían los ojos brillantes a punto de soltar una que otra lagrimilla. Entonces fué cuando Jack se percató del estado de su mujer
- Ingrid... - dijo con mirada de asombro, mientas acariciaba su abultado vientre - ¡Estás embarazada y no me has dicho nada!.¡ Cómo he de decirte que yo también lo quiero!... ¡Cómo no voy a desearlo si está dentro de ti, si es parte tuya y mia ! Mi amor, mi amor
- No me atreví a decírtelo. ¡ No hablábamos, cómo iba a decírtelo ! No supe nada hasta unos días después de llegar aquí, cuando en una consulta médica me dijo lo que ocurría
- Por Dios santo. ¿ No pensabas decirme nada ?
- ¿ Cómo ? ¿ Recuerdas por qué ocurrió todo? ¿ Cómo después de aquél horrible día te lo iba a decir ? Me ibas a odiar
- ¡ Cómo voy a odiarte ! Te daría mi sangre gota a gota sin pensarlo. La criatura que está aquí dentro, es nuestro fruto de amor, aunque ciertamente aquél día no estuve todo lo bien que es de desear, y que habrás de perdonarme porque yo no puedo hacerlo. En todo este tiempo me lo he recriminado una y otra vez, de día de noche, a cada minuto. No quise hacerte daño, pero fuí torpe por quererte protejer
- Abrázame Jack, abrázame fuerte. Entonces ¿ no estás enfadado conmigo ?
- ¿ Enfadado ?¡ fuí yo!. Pero bendito sea aquel momento de violencia, si como conclusión vamos a tener un hijo.
- Chicos, siento interrumpir, pero tengo que ir a trabajar, lo siento - dijo Carmita feliz por ver a sus amigos reconciliados y felices.
Al cabo de dos días prepararon el retorno a Inglaterra; debido al estado de Ingrid no podían retrasar mucho el viaje. Debían evitar complicaciones; el traslado no duraba mucho, pero preferían tomar todas las precauciones debidas. Decidieron pernoctar en Londres y al día siguiente partirían rumbo a su hogar.
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