COMO TE QUISE TE QUIERO- Capítulo 6º- Poner tierra de por medio( 1996celta)
La conversación entre los esposos se prolongó largo rato, pero ninguno de los dos pudo aclarar nada. Alberto levantándose se dirigió a su despacho y recogió varios objetos que quería conservar y procedió a meterlos en una caja. Pasó una semana sin que se dirigieran la palabra. Cada uno acudía a su trabajo, pero evitaban verse y coincidir en algún momento. Al regresar a casa, una noche, Alberto comunicó a su esposa que había decidido ir a Estados Unidos. Allí realizaría una especialización en laparoscopia, ya que en España aún no se había puesto en marcha ese tipo de operaciones.
-Pasado mañana me marcho..., temprano
No dijo más, dió media vuelta y se dispuso a acostarse. Ella no dijo ni comentó nada. Es la solución a la que habían llegado y la mejor según su criterio. El estaba muy dolido y ella tenía tanta confusión que no era capaz de discernir lo correcto.
Alberto partió rumbo a América y Almudena acudió a su trabajo con normalidad, pero su carácter había cambiado, tanto, que hasta sus compañeros lo habían notado. No hubo llamadas de teléfono, ni cartas, ni mensajes, ni nada. Parecía que Alberto se le hubiera tragado la tierra. A ella la preocupaba el silencio, pero lo comprendía. Había pasado el verano, la ley de divorcio se había aprobado en el Congreso y, el otoño se empezaba a hacer notar.
Como cada día al salir del hospital, iba andando hasta su domicilio, pero aquella tarde cambió de rumbo. No tenía ganas de meterse en casa. Hacía fresco pero los últimos rayos de sol hacían que apeteciese estar en la calle. Las hojas de los árboles comenzaban a caer, señal inequívoca de que se aproximaba la época que más detestaba: el invierno.
-¡¡¡ Ay !!! suspiró.
Estaba triste, quizá la proximidad del otoño la ponía melancólica. Desembocó en Martínez Campos, enfrente del que había sido su colegio, y sonrió al recordar su adolescencia. ¡ Qué pronto había pasado !
Pasó frente al Museo de Sorolla. Por la Castellana abajo, paseando lentamente ,torció por Zurbarán pàra tomar Zurbano y llegar hasta su domicilio.
Comenzaron a caer unas gotitas de agua que en un principio eran pocas y menudas, pero pronto arreció y tuvo que refugiarse en un portal para no quedar empapada. A su lado había un hombre que en principio no se fijó en su rostro, pero él llamó su atención:
-Almu... ¡ Vaya ! ésto si que es una sorpresa...
-¿ Luis ?, ¿pero qué haces aquí? yo te hacía viviendo en Salamanca
-Oh, si. En un principio viví allí, pero luego...Trabajo aquí, mira
Le señaló una placa que lucía a la entrada del portal: Montseny, Abogado.
-¡ Es increible ! ¿ desde cuando? Nunca nos hemos encontrado y yo vivo muy cerca
-Oye, vamos a la cafetería de aquí al lado y charlamos un rato. Tengo muchas cosas que contarte.
Se encaminaron a la cafetería. No había pasado mucho tiempo desde que sus caminos se separaran , pero le notó mayor, "claro que a mi también me encontrará distinta"-, pensó para sus adentros.
La charla se prolongó más de una hora y, Luis la contó que su matrimonio había fracasado al poco tiempo y se habían separado. Tenía un hijo y otro venía en camino.
-¿ Cómo has tenido el valor de dejar a tu mujer en tal situación?
-Es complicado, yo la quiero, pero necesito ampliar mi horizonte profesional y allí tengo todo el camino trillado. Llegamos al acuerdo de si debemos tener otra oportunidad, y en eso estamos. ¿ Y tú?
-Bueno, me casé. Ahora mi marido está en Estados Unidos haciendo un máster
-¿ A qué se dedica?
-Es ginecólogo y obstetra
No le quiso decir que al igual que él, su matrimonio había sido un fracaso.
No le quiso decir que al igual que él, su matrimonio había sido un fracaso.
La conversación empezó a derivar hacia la vida personal que tuvieron cuando eran jóvenes, y Luis la insinuó que podrían quedar otro día para comer juntos y recordar viejos tiempos. Conocía sobradamente a Luis como para saber que no había cambiado nada en absoluto, que seguía siendo el mismo conquistador de siempre. No la pareció correcta la actitud de él respecto a su mujer y respecto a ella ¿ qué se había creido?
-Oye Luis, no estarás pensando en ligar conmigo ¿ verdad ?
Ël esbozó la mejor de sus sonrisas y tomando la mano de ella, la miró a los ojos y la dijo
-No he dejado de pensar en tí en todo este tiempo. Aunque no lo creas yo te quería, pero con mi matrimonio se me abrían muchas puertas. Mi mujer es de una familia influyente en Salamanca, y tuve que decidirme ...
-Y elegiste irte con ella. No te importó el dolor que me ibas a producir, no te importó más que el ser un chico importante de la rancia sociedad que permanece anclada en el tiempo. Doy gracias a Dios que encontré en mi camino al hombre mejor del mundo, al más cariñoso, noble e íntegro que nunca ha existido. Me adora y yo le quiero con locura... estoy deseando de que acabe para que vuelva a mi lado.
Ella misma se asombraba de las palabras que estaba pronunciando. Quizá hubiera exagerado en lo referente al amor por su esposo, pero se dió cuenta de que su "príncipe azul, era un sapo". Se le cayó de golpe la venda de los ojos. Había descubierto de una vez la verdadera cara de Luis, y en ese momento cortó la entrevista, negándose a que él la acompañara hasta su casa.
Como si la hubieran quitado un peso de encima, respiró hondo al salir a la calle. Había parado de llover y estaba cerca de casa, en Alonso Martínez. Apuró el paso para alejarse de él lo más rápido posible.
-No volveré a pasar por aquí. No quiero volver a verle. ¿ Y por este mequetrefe me he jugado mi matrimonio? Tonta, más que tonta. Debiste darte cuenta de cómo era.Posiblemente si te hubieras casado con él, serías tú la que estuvieras abandonada con una criatura pequeña y otra en tu vientre... ¡ Valiente sinvergüenza !. Pero esto no arregla mi vida- pensó con tristeza-. Ni siquiera sé dónde está, ni dónde vive. Quizá me haya olvidado y esté con otra chica. Si pudiera al menos pedirle perdón...
Esa noche no se preparó cena, no tenía apetito y guardaba muy mal recuerdo de su entrevista con Luis. No le volvería a ver más.
Varió su itinerario para no encontrarse con él. Todo el amor que había sentido , se había desvanecido y ahora le había tomado manía por su forma de ser tan egoista y ruín. Era un día oscuro de otoño y tenía el cuerpo destemplado. Había estado veinticuatro horas seguidas de guardia y habían tenido dos alumbramientos. Estaba cansada, triste, preocupada y decepcionada. No quería tener con Luis ningún contacto, ni siquiera deseaba tener amistad. "¡Lástima de tiempo perdido !"..Pensaba, al llegar a casa darse un baño relajante y meterse en la cama. Dormiría hasta mediodía. Tenía el día libre
Aprovecharía su descanso para hacer algunas compras y comería con sus padres. Ahora les veía menos. D. Rodrigo se había jubilado y no paraban de viajar y disfrutar de la vida. Se lo merecían, ya que cuando jóvenes no lo habían podido hacer. Supo por su padre que de vez en cuando recibía noticias de Alberto y por él supo que le habían ofrecido un puesto en el hospital donde estudiaba. Estaba muy considerado entre sus jefes y estaba pensando en quedarse allí definitivamente, noticia que a Almudena desagradó enormemente, a pesar de que sabía que un encuentro con Alberto resultaría muy difícil. Cuando ya entrada la tarde salió de la casa de sus padres fué directamente a la suya. No le apetecía ir de compras. Estaba angustiada desde que su padre la comunicara el paradero de su esposo. Rodrigo no la había querido comentar nada para no complicar más las cosas, pero le preocupaba su hija. Siempre estaba triste, no tenía amigas y solamente salía de casa para ir al trabajo en el hospital
Llegó el invierno, los días más cortos y su estado de ánimo iba cada vez más decaido. Sus padres estaban muy preocupados al verla en ese estado, pero no podían hacer nada para que ella remontara su pesimismo. Una llamada de teléfono hizo que esa noche no pudiera dormir
-¿ Sra. Suárez ?
- Si, ¿ quién llama
- Señora soy el abogado de su esposo. Necesito hablar con usted cuanto antes ¿Cuándo puede ser ?
- Señora soy el abogado de su esposo. Necesito hablar con usted cuanto antes ¿Cuándo puede ser ?
-Pues, hoy mismo si quiere. Tengo el día libre
- Le parece esta tarde a las cinco, ¿por ejemplo?
-Si, si, desde luego. Hasta la tarde
Almudena se imaginaba lo que el abogado quería. No había otra cosa más que el divorcio, y no se equivocaba. A la hora acordada, llamaron a la puerta
-¿Sra. Suárez?
-Si, buenas tardes, pase usted
-Creo que es mejor ir directo al asunto que nos ocupa, pues es bastante desagradable. Se trata....
-Del divorcio ¿verdad?
-Si, exacto.
El abogado procedió a abrir su maletín del que extrajo unos papeles que Almudena debía firmar
El abogado procedió a abrir su maletín del que extrajo unos papeles que Almudena debía firmar
-Le ruego lo lea detenidamente y si tiene algún desacuerdo o algo que objetar, me lo comunica. Si lo desea se los dejo y mañana vuelvo a recogerlos
-No hace falta. Si me aguarda un momento dejamos zanjado este asunto. Con su permiso voy a leerlo
Almudena leyó detenidamente los términos del divorcio. Se alegaba " incompatibilidad de caracteres". A continuación fijaba la pensión que habría de recibir y la cantidad como gananciales del efectivo que tuvieran en las cuentas bancarias
-Todo es correcto menos un par de cosas. No quiero ninguna pensión, tengo mi trabajo y no lo necesito, y tampoco quiero dinero de su cuenta. No es necesario y además no sería justo. El resto es conforme; por favor rectifique esa cláusula y se lo firmo en el acto.
-Bien, tengo que consultar con mi cliente y si es conforme mañana vendré para la firma y asunto terminado
-¿ Usted ha visto a mi marido? ¿ Está bien ?
-¿ Usted ha visto a mi marido? ¿ Está bien ?
-Si señora, está bien
-De acuerdo, muchas gracias. Entonces hasta mañana.
El abogado se despidió y quedó con ella en hablar al día siguiente con la respuesta que le diera Alberto
Cuando comprobó que era una hora razonable, el abogado llamó a Alberto para comunicarle lo acordado con Almudena
Abogado de Alberto |
-Alberto, no te he querido llamar antes, la diferencia horaria ya sabes... Bueno ocurre lo siguiente: Almudena no ha firmado porque quiere que eliminemos las cláusulas de la pensión y de gananciales. Su decisión es firme y amenaza con no firmar si no atendemos a su petición. Me ha dejado asombrado. Nunca me he encontrado con un caso de divorcio que la mujer no quiera compensaciones.
-Ya - respondió Alberto-. Es que Almudena es especial. Insiste todo lo que puedas, no quiero que quede desprotegida.
-Pero ¿ y si no cede?
-Pues si no cede, suprime las cláusulas. Que firme el documento, pero no lo curses. Iré para Navidad y hablaré con ella. Comunícame el resultado, pero no lo hagas hasta mañana que hoy tengo quirófano
--¿Qué tal te van las cosas?
-Bien, bien en lo laboral. En lo afectivo fatal; me acuerdo mucho de España. Bueno si no tienes nada más que decirte te voy a dejar que me tengo que marchar dentro de un rato. Llámame con lo que sea
-Descuida, así lo haré. Cuídate
El avión que conducía a Alberto hasta Madrid desde Estados Unidos, aterrizó en Barajas a primera hora de la mañana. No había podido dormir durante el largo viaje. La impaciencia, los nervios y la expectación le tenían nervioso y deseando llegar. Era veintidos de Diciembre y la Navidad ya próxima se notaba en el ir y venir de las gentes. Tomó un taxi y le dió la dirección de su madre. Por las calles, por las que pasaban los transeúntes, portaban paquetes de las compras realizadas para estas entrañables fechas. El taxista llevaba conectada una emisora de radio por la que retransmitían el Sorteo de Loteria. ¡Le era tan familiar las voces de los niños que voceaban los números y los premios correspondientes!. Las luces de los adornos de las calles, los escaparates de los comercios rivalizando a ver quién era el más original, todo olía a Nochebuena.
Al bajarse del coche, se quedó unos instantes en la acera contemplando el familiar paisaje de su barrio. La panadería de Pepi, el bar de Justino, el supermercado de la esquina, todo le era familiar y querido. Hacía apenas unos meses que faltaba de allí, pero a él le pareció una eternidad.
Llamó al timbre y una madre emocionada con los brazos abiertos recibió al hijo. Detrás venía corriendo la abuela, sus dos mujeres. Abrió los brazos y en ellos abarcó a la madre y a la abuela. A su madre la encontró guapa en su madurez al igual que a la abuela, que parecía que el tiempo no pasaba para ella
Los tres se sentaron en la salita y las preguntas se sucedían sin apenas darle tiempo a las respuestas
-¿Estás bien, hijo mio?
-Claro mamá ¿ no me ves?
-Claro que te veo, por eso te lo pregunto. Te encuentro algo más delgado¿Trabajas mucho?
-Si mamá, eso si. Trabajo, estudio y practico. Es decir vivo en el hospital, pero no me importa porque el resultado final es muy bueno
-Perdona lo que te voy a preguntar. ¿Estás con alguien?
-No mamá, no tengo tiempo, pero además ... es demasiado pronto aún
-Bueno hijo mio, tú sabes bien lo que tienes que hacer.
-Me váis a permitir que llame a Rodrigo para decirle que ya he llegado. Enseguida vuelvo. Marcó el número de sus suegros.
-¿ Rodrigo?
-Si ¿ quién llama?
-Soy Alberto, que ya he llegado
-¡ Alberto hijo ! ¿cómo estás?
-Bien, muy bien y ¿vosotros?
-También bien. Oye estoy en casa de mi madre, después de comer me acercaré a veros ¿vale?
-Estupendo. Te esperamos para tomar café.No cuelgues que Carmela quiere saludarte
-Alberto ¿ estás bien? tengo ganas de verte. Según he oido vienes después de comer, me alegro. Entonces hasta luego
-Hasta luego, Carmela. Cuídate.
Su madre y su abuela estaban disponiendo la mesa para la comida. Entretanto la madre le preguntó
-¿Tienes buena relación con ellos?
-Excelente, son muy buenos y me tienen aprecio. Yo también les quiero. Rodrigo me ayudó mucho
-No quiero herirte, ni que me lo tomes a mal, pero me preocupa vuestra situación. No sé lo que os ocurrió, ni quiero saberlo, pero...¿qué es lo que váis hacer?
-No te preocupes mamá. El divorcio está en trámites. Todo está arreglado
-¡Ay Señor, Señor ¡ Con lo contentos que estábamos todos!
-¿Te quieres callar?- regañó la abuela a su hija-. Ellos ya son mayorcitos para saber lo que les conviene. Petenece a su vida privada y si ellos no quieren contarlo, hay que respetarles. A nosotras no nos incumbe.
-Tienes razón, perdóname.
-No tengo nada que perdonarte, mamá. Discúlpame que no te cuente más, eso es cosa de ella y mio. Bueno y ahora venga ese cocido que es néctar de dioses.
Rodrigo y Carmela le recibieron con infinito cariño. Se fundieron en un abrazo y Carmela no pudo evitar que se le saltaran las lágrimas Alberto no podía demorar más la pregunta; ansiaba saber de Almudena
-Almudena ¿está bien?
-Si, está bien. Trabaja bastante dice que está mejor en el hospital que en casa, así que hace guardias y guardias. Me preocupa vaya a caer enferma. Hoy precisamente sale a las diez de la noche porque ha hecho el turno de una compañera que tenía a un chiquillo enfermo. ¿Vas a verla?
-Si claro, esa es mi idea. Tenemos que hablar un par de cosas. Lo haré lo antes posible para salir de una vez de ésto.
-¿Tienes ganas de divorciarte?
-No, ninguna, pero es necesario solucionar nuestra situación. Por ella y por mi. Había pensado quedarme en América, llevarme a mi madre y a mi abuela
-Por Dios Alberto ¿lo has pensado bien?
-Si Rodrigo, lo he pensado todo, lo he pensado todo...
Se despidió de ellos como a las ocho de la noche. Todavía quedaban más de dos horas para verse con Almudena. Decidió ir a dar una vuelta y por la Castellana, llegó hasta Cibeles. Alli subió por Alcalá y continuó hasta la Puerta del Sol, y por Preciados desembocó en Gran Vía. ¡ Qué bonita estaba! Tan bulliciosa como siempre, nunca duerme la calle más emblemática de Madrid. Todo era como nuevo para él, lo saboreaba. Entró en una cafetería y tomó un café caliente, pues hacía bastante frio Consultó su reloj y vió que ya eran las diez. Por Hortaleza subió hasta Alonso Martínez para llegar al que fuera su hogar.
Miró hacia el balcón en dónde vivía Almudena y lo vió apagado. Esperó a ver si la veia venir. Eran casi las once, pero Rodrigo le avisó que regresaba andando, por lo que llegaría sobre esa hora. Se recostó en el quicio de un portal y al poco rato vió venir a una figura de sobra conocida. Andaba despacio, se la notaba cansada. Con la barbilla dentro de una bufanda que llevaba al cuello. Buscó en su bolso la llave del portal sin percibirse de la cercanía de Alberto.
El tenía un nudo en la garganta. Su recuerdo permanecía latente en su vida. Ni el tiempo ni la distancia habían amortiguado sus sentimientos. Esperó a que entrara y subiera a su casa. Estaba nervioso, expectante ante el encuentro. Esperó unos minutos y subió. Pulsó el timbre y Almudena estaba ante él con cara de asombro. Sin duda lo que menos esperaba es que Alberto estuviera frente a ella.
-Hola, dijo él
-Hola, eh...¿qué haces aquí? ¿ vienes a quedarte o por vacaciones?
-No, no, por vacaciones. Unos días solamente. ¿ puedo pasar?
-Perdona, no me he dado cuenta. Pasa por favor. Ven a la salita ¿Has cenado?
-No, me he tomado un café
-Te prepararé algo en un momento
-No, no. No te molestes, no tengo apetito. Con el cambio de hora, estoy con la de América
-Bien, pues tú dirás. ¿Quieres una copa o un café?
-Un café estará bien, gracias
Todo era muy frio, protocolario. Eran dos extraños frente a frente
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