COMO TE QUISE TE QUIERO- Capítulo 2º / EL RELICARIO( 1996celta)

Almudena, con la mirada perdida en el espacio de la habitación, tenía la mente en blanco. No podía comprender lo sucedido a Luis. Hacía muchos años que solamente sabía de él por las noticias que de vez en cuando se generaban en los periódicos o en los informativos de la televisión. Se había hecho un gran nombre en su profesión, era un excelente abogado, superando incluso a su padre.

 Fué a su habitación y abriendo uno de los cajones de su secreter, extrajo una cajita en la que guardaba recuerdos importantes en su vida y que eran sus tesoros. Era un poco mitómana y le gustaba tener cerca algún objeto que hubiera representado algo importante en su vida. De entre todos los que allí cabían, extrajo un pequeño relicario de plata que en una ocasión Luis la regalara. Fué cuando él la dió su primer beso de lo que ella suponía " su noviazgo", cuando casi contaba dieciocho años. Reclinó la cabeza hacia atrás y volvió a vivir aquellos días de juventud

Fué durante unas vacaciones para Navidad en que Luis regresó a Madrid de Salamanca. Desde el verano no se habían vuelto a ver, pero Almudena siempre estuvo enamorada de él.  Luis sin embargo,  sabiéndose atractivo,  coqueteaba con todas las  chicas, lo que hacía que ella se muriese de celos.

Había una película que hacía más de un año proyectándose y que en la prensa, como promoción, añadía día a día los que estaba programada. Almudena quedó con unas amigas para por fin poderla ver, ya que lo habían intentado en varias ocasiones sin conseguir entradas. Había tres sesiones a las cuatro, a las siete y a las once de la noche. Para la de las cuatro no les daba tiempo a menos que faltaran a clase. Quedaron para la función de las siete, pero tendrían que guardar cola para conseguir las entradas desde las cinco hasta que abrieran la taquilla.

  Pidió permniso a sus padres para llegar a las diez a casa y como acudiría con dos amigas conocidas de la familia que vivían muy cerca de ella, obtuvo el permiso. Era de carácter romántico y algunas compañeras que ya la habían visto la comentaban que era de llorar y de mucho amor, lo que a la chica la tenía subyugada.

  Quedó con sus amigas y a las cinco en punto estaban Luisita y ella en la fila, teniendo delante a unas veinte personas. Las localidades eran numeradas, así que no corrian el peligro de obtener una mala localidad.   El cine era lujoso; había sido teatro y era grande, y por ello no tenían la menor duda de que ese día por fin verían la película  "Como te quise, te quiero". La protagonista era Merle Oberon, actriz que encantaba a Almudena, con sus ojos rasgados y sus facciones algo orientales, pero lo que más le atraia de la estrella era su amplísima frente y que en aquella época se decía que las personas con frente despejada, eran muy, muy inteligentes. Y eso mismo es lo que la hacía admirar tanto a Merle.

Dio descanso a sus recuerdos. Con el relicario en sus manos depositó en él un ligero beso a modo de oración por Luis. No era religiosa,  y desde que dejó el colegio de monjas acudía muy pocas veces a la iglesia,  harta de tantos rezos. Cogió su bolso,  y  dijo a Celia:

-Celia, voy a salir a dar una vuelta. Me duele algo la cabeza . A ver si dándome el aire se me pasa
-Tómese un Gelocatil antes de irse, de lo contrario la jaqueca le va a doler todo el día
-No se preocupe, ya lo he hecho. Si llamase el señor para algo, dígale que se comunique conmigo por el móvil. Hasta luego, volveré a la hora de la comida.

 

Al contraer matrimonio con Alberto,  se habían mudado a la Glorieta de Alonso Martínez, no lejos del lugar en donde había transcurrido su niñez. Enfiló la calle de Sagasta hasta llegar a la Glorieta de Bilbao. Iba despacio evocando todos los ratos que había vivido junto a él. Cruzó la calle en dirección a Fuencarral y se paró delante de la fachada de lo que antes fuera el cine Bilbao, en donde había visto la película junto a Luis y en donde había recibido su primer beso y,  que desde el accidente ya no era cinematógrafo, sino una dependencia de grandes almacenes.

Cine Bilbao de Madrid
 

De nuevo su memoria retrocedió hasta su adolescencia , en la fila del cine, para ver la película que causaba sensación en Madrid.

-Almudena, nos vamos a quedar heladas. Hace un frío de muerte- dijo Luisita, su amiga, mientras miraba a ver si llegaba Paloma.
-No te impacientes. Paloma estará al llegar.

Apenas faltaban unos minutos para que abrieran las taquillas. Un grupo de cuatro chicos venian riendo y gruñendo por la cola tan enorme que había para entrar al cine

-Hoy no entramos, seguro- dijo uno de ellos
-Yo al menos sí- dijo otro muy seguro
-¿ Por qué lo dices?
-Lo siento chicos, os dejo- y sin pensarlo más se dirigio hacia donde estaban las amigas que saludaban a Paloma recién llegada .
- ¡ No me lo puedo creer !- dijo Luis mirando y sonriendo a Almudena que con sorpresa miraba al recién llegado
-¡ Luis ! pero... ¿cuándo has llegado ?
-Llevo en Madrid un par de días
-Podías haberme llamado por teléfono...
-Tienes razón pero la familia me tiene loco. No he podido , de verdad. ¿ Estáis para entrar al cine?
-¡ Claro !-  dijo Luisita- ¿Acaso crees que estamos pasando frio por gusto?
-Ja,ja,ja. Tienes razón Luisa. Me preguntaba si no os importaría pedir una entrada más para mí. O mejor las saco yo y entramos los cuatro. ¿Os parece?

Almudena no le quitaba la vista de encima. Era un regalo inesperado y estaba tan guapo con el cuello del abrigo subido, como los protagonistas del cine... Luis sacó las entradas...  sólo que separadas .Las amigas fueron a la fila siete y ellos dos a la de los  "mancos ", es decir a la última fila, a pesar de que los acomodadores de vez en cuando les enchufaban con sus linternas para que no hiciesen juegos de manos las parejas que como ellos estaban en la última fila, para al menos darse un beso.

Almudena empezó a protestar sin mucha fuerza; la encantaba la decisión que había tomado Luis, pero al mismo tiempo la pesaba el tener que haber dejado a sus amigas en otro sitio. La sonrisa y el guiño de ojos que le dirigió el chico, disipó todas sus dudas.

Se apagaron las luces y unos anuncios de Gallina Blanca y del calmante Okal, dieron paso al Nodo y al descanso de quince minutos antes de que empezase la película.

Luis salió en el descanso. Almudena de pié en su asiento no dejaba de mirar para ver si localizaba a sus amigas. Al fin vio que Paloma estaba haciendo lo mismo, y llegó hasta ella

-¡ Vaya faena nos ha hecho Luisito ! ¡ Menuda cara tiene ! Nos vemos en el vestíbulo cuando acabe

Los timbres habían empezado a sonar lo que indicaba que la película iba a comenzar. Luis llegó portando una bolsa de lenguas de gato de chocolate y al sentarse aprovechó para dar a la muchacha un ligero beso en los labios. Ella se sonrojó al tiempo que un calor recorría todo su cuerpo

- Luis, nos van a ver y nos echarán del cine
-No seas pazguata, mujer. Ahora los acomodadores están ocupados y no pueden espiar
Y soltando una carcajada miraba a la chica con inmensa ternura.

Durante la película y cogidos de la mano Luis no dejaba de mirarla al tiempo que ella lloraba algunas veces con las situaciones planteadas en el film. El sonreía al comprobar lo sensible que era Almudena y acariciaba su mejilla, una vez que el acomodador pasaba para vigilar a la fila de al lado. Al terminar la película se reunieron con sus amigas en el vestíbulo, pero Almudena con la mirada indicó a Luisita y a Paloma que deberían irse para que Luis la acompañase hasta su casa, cosa que hicieron rápidamente las dos muchachas.

-¿Nos vemos mañana?- preguntó Luis
-Como es el día de la lotería,  he quedado con mis compañeras para irnos a tomar algo y celebrar la Navidad, pero por la tarde estoy libre.
-Bien, pues por la tarde te recojo en el portal. A las cuatro y,  sé puntual. Hasta mañana, cielo.
  Luis miró en rededor y al comprobar que no venía nadie la atrajo hacia sí y esta vez no fue un ligero beso.

Ella le apartó bruscamente

-¡ Estás loco ! Si nos ve alguien me la cargo
-A las cuatro en punto, no lo olvides. Anda,  entra

Al día siguiente, Luis la entregó un relicario de plata con las fotografías de los dos, el mismo que Almudena guardaba en su bolso.




Calle de Fuencarral
Almudena siguió su camino yendo por Fuencarral arriba. ¡ Qué distinto estaba todo ! Fuencarral era ahora peatonal. Estaba llena de comercios florecientes y algunos de sus cines y teatros  ó  habían desaparecido,  ó  se habían reconvertido. El teatro Fuencarral, había cerrado como tal. Los cines Roxy A y B, ahora eran pequeñas salas, el Cine Paz, el Proyecciones, etc. Eran salas entrañables que había recorrido con sus amigas,  eran cines de estreno a pesar de no estar en Gran Via. Giró hacia Eloy Gonzalo y siguió la calle hasta llegar a la de Santa Engracia y recorriendo esta última llegó de vuelta a su domicilio.

Ya era casi la una de la tarde. Había permanecido casi tres horas con sus recuerdos, con sus memorias, con Luis. No tardaría en llegar Alberto....¡ Alberto ! , su descanso del guerrero...

-Celia, ya he llegado...
-¿Cómo se encuentra, mejor ?
-Pues no sé qué decirte. Me sigue doliendo, pero con menor intensidad. ¿ Tienes caldo?, porque me apetecería un poco de sopa
-Si. Creo que quedó un poco de ayer, del cocido. La prepararé una sopita de fideos gordos, como le gusta
-¡ Ay Celia ! me malcría
-Señora, es que hoy la noto muy rara...
-Me he enterado de que ha fallecido un viejo amigo de juventud y estoy triste. Eso es todo
-¡ Ay mujer, cuanto lo siento !
-Son cosas que ocurren, pero nunca las esperas. Voy a echarme un poco hasta que llegue mi marido. Avíseme, por favor en cuanto llegue.

En la soledad de su habitación evocó los días navideños que vivió junto a Luis, pero no fueron los más felices precisamente. Durante las vacaciones de Navidad no salieron a diario, pues Luis siempre buscaba excusas para no acudir a su encuentro.

-No seas así, Almu. Son fechas muy familiares y de compromisos. Tu sabes que por la posición de mi padre tenemos  que acudir a cenas y comidas con clientes o con amigos y a mi me quiere introducir dentro de su círculo pues quiere que cuando acabe la carrera me vaya haciendo cargo del despacho.

Almudena no se conformaba, pero no podía hacer otra cosa. Era la víspera del último día del año y las tres amigas quedaron citadas para acudir a la Plaza Mayor y comprar cotillones para el día 31. Luis había acudido a una de las comidas que por costumbre se celebran en la mayoría de los centros de trabajo a modo de despedir el año, y ese día Luis le dijo a Almudena que no podrían verse por ese motivo.

Iban alegres de puesto en puesto eligiendo las bromas más sorpresivas . Llevaban casi toda la tarde dando vueltas y estaban cansadas.

-Tengo un hambre que me muero - dijo Almudena a Paloma y Luisita
-¿ Por qué no nos comemos un bocadillo de calamares? - solicitó Paloma
-Estupendo, aquí son especiales-  respondió Almudena

Estaban justo a la puerta del bar. Era uno de los más populares por la calidad y abundancia de sus bocadillos de calamares fritos. Entraron contentas y pidieron tres cañas de cerveza con sendos bocadillos.
El bar estaba rebosando de gente, y las pocas mesas que había , estaban todas llenas. Luisita oteaba la estancia por ver si localizaba algún lugar libre. De pronto y mirando de soslayo a Almudena dijo a sus amigas
-Vámonos, aquí no hay más que empujones, Vámonos
-Pero ¿cómo vamos a irnos? apenas hemos mordido el bocadillo y la cerveza está entera... protestó Almudena, que giró la cabeza para ver qué es lo que había sucedido a su amiga para cambiar así de repente.

Pensaba que algún fresco se había propasado con ella aprovechando los empujones , pero se quedó helada al descubrir que en una mesa estaba Luis con una chica a la que acariciaba la mejilla y besaba su mano

-Vámonos, Almu. Vámonos. Él no te merece. Es un caradura, un fresco, un...
-Calla, déjalo... Ya me doy cuenta... Sí vámonos- sonriendo tristemente explicó-  De repente se me ha quitado el apetito

Toda la alegría con la que habían entrado, se había esfumado. Paloma se situó a un lado y Luisita al otro, dejando en el medio a Almudena recibiendo el apoyo y el cariño de sus amigas.

-Está claro que en esta relación la que ama soy yo, y yo también es la que recibe sus burlas. No debió engañarme, no debió hacerlo...

Un leve sollozo salió desde lo más profundo de su corazón. Las amigas la abrazaban pero no tenían palabras con las que consolarla. Una hora más tarde se separaron.

 Carmela, la madre de Almudena,  al ver entrar a su hija la miró a los ojos y la preguntó

-¿Qué te ha ocurrido? Has llorado, tienes los ojos rojos ¿Qué ha pasado?, por favor, hija, dímelo
-Nada, mamá, hemos discutido las chicas y yo por una tontería y me da pena
-¡ Dios mío ! ¡qué tontas sois !

   Carmela al creerla, no averiguó nada más, y dió por buena lo que su hija le había dicho. Al tercer día de lo sucedido Luis se puso en contacto con Almudena y la pidió verse en esa tarde

-¡ Uf ! no veas el trajín de estos días. Estaba deseando de que se pasaran las fiestas, y lo malo es que no he podido verte y pasado mañana vuelvo a Salamanca. De nuevo a estudiar
-Ya...-  respondió Almudena
-¿Te pasa algo, por qué estás tan lacónica?
-Luis necesito verte, y por favor, no me tomes el pelo. Sé perfectamente que no es verdad el rollo que me estás metiendo
-¿Qué dices? Naturalmente que es cierto
-Por favor, te vi en el bar de los bocadillos de calamares,  y vi las caricias que dedicabas a esa chica. ¿Qué pretendes?
- ¡ Oh !, tiene su explicación. Cielo me tienes que creer
-Está bien, te creo, pero entre tú y yo todo ha terminado
-No puede ser. Tienes que escucharme, veámonos esta tarde
-Lo siento, rey, empiezo el trabajo hoy mismo. Que te vaya bien, Luis.

Y colgó el teléfono sin dar tiempo a una respuesta por parte de él.  Luis  regresó a Salamanca .   Tardó mucho tiempo en tener noticias de él. Terminó su preparación y ,   Luis su carrera.

Almudena,  por la mañana,  trabajaba en la consulta de su padre y por las tardes acudía al hospital a ejercer de ayudante de matrona con el fin de conseguir la suficiente experiencia como para ejercer de titular. Una mañana su padre la llamó a la consulta. Junto a él había un hombre joven y muy bien parecido

-Mira Almudena, este señor es el doctor Alberto Suárez. Es ginecólogo y recién licenciado, así que me va a ayudar en la consulta durante un tiempo
-Encantada doctor Suárez
-Mucho gusto señorita

De este modo conoció al hombre que pasado el tiempo sería el más importante en su vida.

Alberto Suárez, ginecólogo


La camaradería reinaba entre ambos doctores, pero Almudena apenas si hacía caso   a las atenciones que Alberto la dispensaba.

 El joven médico trataba por todos los medios de entablar alguna conversación con ella mientras tomaban un café, o la invitaba para acudir al cine o al teatro , sin que Almudena le diera ninguna concesión. Estaba inmersa en sus propios problemas.

 Una mañana camino  del hospital de La Milagrosa, en donde su padre tenía la consulta de obstetricia, se paró delante de un kiosco de periódicos y como tenía por  costumbre desde adolescente,  compró las revistas Hola y Lecturas. Las empezó a hojear mientras caminaba por Martínez Campos rumbo a Modesto Lafuente que es en dónde había comenzado a ejercer de matrona a través de su padre. En las páginas de "Ecos de Sociedad", una chica vestida de novia destacaba de las otras fotografías: "Pacita Vélez ha contraído matrimonio con el prestigioso abogado D. Luis Montseny, perteneciente al prestigioso despacho de abogados Montseny e hijo, de Madrid"

Se había casado y era la chica del bar. Desde el día de su ruptura no había vuelto a saber nada de él, y ahora tenía delante la reseña de su rompimiento total. Ya no había otra oportunidad. Bien es verdad,  que Luis no se había molestado en buscar un acercamiento a Almudena. No podía acudir al trabajo en semejante estado de ánimo por lo que entró en la cafetería del cine Amaya y pidió un café que la estimulara , a pesar de que ya esperaba algo así

. El título de la película de aquella tarde volvió a su memoria.  Aquel primer beso, aquel relicario en prueba de amor para toda la vida... , todo era falso. Pero no iba a llorar, porque en el fondo de su corazón sabía que ella era la que se había enamorado y, no él. Almudena había sido un juguete fácil en sus manos. Una chica de familia sin experiencia y fácil de conquistar, pues al no disimular lo que sentía por Luis, la hacía más vulnerable. Algo comenzó a bullir en su cabeza a modo de venganza ¿contra quién?...

-Son egoístas, embusteros, son... son...Y el rostro de un hombre moreno, de ojos negros apareció ante  sus ojos. . . a pesar de que no estaba allí... Sabía que no era indiferente para Alberto. Aceptaría la invitación que la hiciese...En el fondo de su cabeza la palabra "venganza" comenzó a abrirse paso, sin pensar que ella misma podría salir herida de tal aventura.

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