COMO TE QUISE TE QUIERO- Capítulo 5º / Separación( 1996celta )

Ya en la calle buscó un taxi que le llevara al hotel, mientras reflexionaba sobre lo distinta que había imaginado un día como aquel. Al ser tan temprano la circulación por la ciudad, era escasa por lo que en veinte minutos estaba en el vestíbulo. Al llegar frente a la puerta de la habitación que habian alquilado, detuvo su mano que iba a golpear en la puerta. No sabía lo que se iba a encontrar al entrar en la habitación, no sabía qué es lo que iba a decir. Por fin se decidió y repiqueteó en la puerta. Se abrió presta y una descompuesta y lívida Almudena estaba frente a él. Se miraron el uno al otro reflejando en sus rostros la angustia que cada uno de ellos sentía

-¿ Te parece que no tenía motivos ? Tu desprecio me hirió como no tienes ni idea y fuí a buscar un remedio para ello
-¿Quieres decir que?...
-Eso mismo. Ahora no tengo ganas de hablar. Supongo que suspenderemos el viaje a Paris. No tiene objeto "la luna de miel". Creo que lo más conveniente es que regresemos a casa, pero no te preocupes dormiremos en habitaciones separadas. Ves pensando qué les vas a decir a tus padres sobre todo ésto ¿ Lo has pensado?
-No puedo creer que hayas hecho... Tu me dijiste que me darías tiempo, que esperarías lo que fuera necesario...¡ Dios mio !
- Es cierto, te lo dije, pero tú no me dijiste que te repugnaban mis caricias, así que estamos en paz
-¡Cómo has podido!. Eres un sinvergüenza. Nunca debí casarme contigo. Eres un lobo con piel de cordero
Lloraba desconsolada mientras golpeaba el pecho de su marido que permanecía mirándola impasible con honda tristeza. Al cabo de un rato él sujetó por las muñecas los brazos de Almudena con rabia. Ella calmó su llanto y empezó a recoger la ropa y metiéndola en la maleta de mala manera. Salieron de la habitación.
Tomaron un taxi. No pronunciaron palabra en todo el trayecto. Cuando llegaron a su domicilio ella entró en la habitación y dejó a un lado la maleta en la que había metido, arrugado, su traje de novia..Alberto siguió en dirección a la habitación contigua en la que sólo había una mesa de despacho en la que trabajaría . Corrió la mesa a un lado y arrastrando un sofá del salón lo colocó en la habitación. Buscó una manta y una almohada y se dispuso a acostarse. La cabeza le estallaba. Fué al baño y del botiquín tomó un par de aspirinas. . Era una situación desgarradora y un fracaso en su vida. Nunca se hubiera imaginado lo ocurrido.
Almudena se cambió de ropa y tomando el bolso, salió a la calle. Necesitaba respirar el aire fresco de la mañana. No sabía a quién recurrir ni a dónde ir. Necesitaba reflexionar cómo iba a plantear la situación a sus padres y tampoco quería recurrir a sus amigas. Estaba acobardada.
Habían alquilado un piso con tres dormirtorios cerca de donde vivian sus padres y hacia allí se encaminó pensando que ellos lo entenderían y aconsejarían lo que mejor hacer. Era muy pronto y no quería sobresaltarles, de modo que entró en una cafetería antes de ir a su antiguo domicilio. Las lágrimas se agolpaban en sus ojos, y notaba que la gente que se cruzaba con ella por la calle, la miraban de soslayo. Esperó un rato y decidida llamó a la puerta. Salió a abrir su madre, que extrañada y perpleja la recibió
-Mamá.....- no pudo decir más. Se abrazó a ella llorando desconsoladamente
-¿Qué ha ocurrido, y Alberto dónde está?
-No le nombres siquiera, no quiero verle, ni oirle. Le odio con todas mis fuerzas
Al oir el alboroto, D. Rodrigo salió alarmado
-¿Qué haces aquí? ¿Ha pasado algo?
La llevaron hasta el saloncito. Carmela le hizo una taza de tila y trataron de calmarla. Más tranquila narró a sus padres todo lo ocurrido en la habitación del hotel, la huida de Alberto y, su llegada después de pasar la noche lejos de ella
-¿Y qué esperabas? Su reacción es la lógica en una situación como la que detallas. Si no le querías ¿ por qué te has casado con él? Has cometido el mayor de los errores y has destrozado su vida . Está loco por tí y tú le has dicho que no le soportas... ¡Es increíble!... Yo eduqué a mi hija con sentido común, que nunca te faltó, pero ésto no lo entiendo. Carmela voy a salir un momento
-¿ Dónde vas?
-¿Dónde crees, mujer? Voy a tratar de arreglar este desastre
-No,no,no, papá por favor te lo pido . No le quiero ni ver

-¿Quieres que vivamos juntos como si tal cosa? No me importa lo que la gente piense, no quiero aparentar lo que no existe. Ya es bastante difícil la situación. ¿Te imaginas en un espacio de ochenta metros vivir con una persona sin dirigirse la palabra? Por otro lado yo la quiero con desesperación y me ha hecho mucho daño. Ya es bastante difícil vivir a su lado y tener que ignorarla. Tengo una solución . . . que yo me vaya
-¡ Por Dios ni se te ocurra ! Esto tiene que pasar, ten un poco de paciencia. Quizá los nervios la traicionaron
-No Rodrigo, lo dijo con todas las de la ley. Así que he pensado ó irme a Médicos sin fronteras ó hacer un Máster en Alemania, Inglaterra o China si es necesario. Pondré tierra de por medio hasta que el Gobierno apruebe la ley del divorcio, y entonces solicitar la disolución de nuestro matrimonio.
-Pero eso no puede ser. No puedes cortar tu carrera ahora precisamente que estabas alcanzando puestos. Eres un médico extraordinario y gozas del reconocimiento de tus compañeros. No lo puedes tirar todo a la basura por una rabieta de niña mal criada
-Por favor Rodrigo, estás hablando de mi esposa, no digas cosas malas de ella
-Estoy entre la espada y la pared: por un lado ella, es mi hija, y aunque sé que se ha equivocado, no la puedo dejar en estos momentos. Por otro estás tú a quién aprecio muchísimo y además tienes razón. ¡ Ay Señor, Señor ! nunca se me ha presentado un conflicto como este...
Descolgó el teléfono. Al otro lado sonó la temblorosa voz de Carmela
-Carmela di a Almudena que se ponga, por favor
-Papá, dime
-Pues te digo que vengas a tu casa inmediatamente. Aquí te espero
D. Rodrigo colgó el teléfono antes de que Almudena la diera tiempo a protestar y dirigiéndose a Alberto, dijo:
-Ahora viene para aquí. Cuando llegue yo me iré, pero vosotros tendréis que hablar, durante todo el día si es necesario. Sin reproches sin amenazas, pero demuéstrala que es importante en tu vida. Seguro que reacciona...
-Pero yo no puedo ahora...Tengo que asimilar todo esto. Yo también he cometido el error de irme de su lado. Tomé el camino más fácil y eso no sólo ella me lo tiene que perdonar, yo también tengo que asimilarlo. ¿ Por qué lo hice? ¿ Por qué no me quedé allí con ella en lugar de salir corriendo?
-No te culpes.Tuviste una reacción que cualquier otro hubiera tenido. Tranquilízate y con calma limaréis asperezas.
En ese momento sintieron la llave en la cerradura y el taconeo de Almudena yendo hacia ellos. D. Rodrigo abandonó el domicilio y ambos se sentaron . Ninguno de los dos tenía palabras con las que comenzar la conversación. Alberto fué primero en hablar:

-Yo no debí decirte aquello. Me arrepiento enormemente del daño que te he podido hacer; no te lo mereces. Siempre fuiste leal conmigo, pero yo también lo he sido. Te conté toda mi verdad y tu me dijiste que esperarías todo lo que fuese necesario
-Si, claro que te lo dije, pero no cuando nos hubiéramos casado. ¿Por qué me aceptaste, por qué no me pediste más tiempo? ¿Crees que es fácil tenerte cerca y no poder darte ni un beso porque los rechazas?.Viviré en el extranjero hasta que la ley del divorcio sea un hecho, que está lista para ser aprobada. Cuando esto ocurra, nos divorciaremos. Tú estarás libre para hacer de tu vida lo que quieras y yo trataré de olvidarte .
-Pero ¿ dónde vas a ir?
-No lo sé. Quizás vaya a Nicaragua, El Salvador o no sé. También tengo en mente hacer una especialización en América o en Inglaterra. Ya veré, lo que primero salga.
Estaban más calmados, pero en el aire flotaba la desilusión, la angustia y decepción que ambos sentían.
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