LA CAMPIÑA CUBIERTA DE BREZOS / Capítulo 5º
- Si, si. Ya voy, ya voy
- Doctor McKenzie, es urgente
- He venido en cuanto me habéis llamado. Venga, vamos allá. Hay que salvar una
vida-, siempre decía esta frase antes de entrar a operar. Era como un talismán para él
Lola metida en el cuarto de lencería procesaba todo lo vivido, todo lo sentido en ese abrazo. Duró apenas un minuto, pero fue intenso, en el que ambos volcaron la intensidad de sus sentimientos
- Reacciona, reacciona-, se repetía una y otra vez- Esto no es suficiente. Le quieres, es cierto, pero ¿ a quién amas? Es un total desconocido. No sabes nada de él, no conoces a su familia, si es que la tiene. No conoces su pasado, ignoras el futuro. Lo ignoras todo... No. No puedo comprometerme a nada sin antes saber qué ha sido de Terry, de las muchas Terrys que habrá tenido en su vida. ¿ Y si fuera un sádico, un asesino?... Por Dios, no pienses eso siquiera.. Pero he entregado mi corazón a un hombre, que excepto ahora, cada vez que nos vemos, salimos regañando. ¿Seremos incompatibles? Hablaré con él muy seriamente. No podemos seguir así. Necesito saber qué piensa hacer con esta relación.
Se atusó el cabello y salió de allí con un par de toallas en la mano .
Como casi siempre en urgencias, la noche fue muy movida, sin un minuto de descanso. Todos los quirófanos funcionaban a tope. No habían tenido ni un minuto de descanso ni para tomar un café. Charles tenía una operación que se había complicado y le ocupó toda la noche hasta las cinco de la mañana. Lola seguía trabajando a pleno rendimiento. No fue hasta las ocho, con el cambio de turno, cuando al fin pudieron descansar.
Charles la buscó en la cafetería, sin hallarla. Preguntó a sus compañeras, y por fin una le dijo que estaba fuera, en la calle, tomando un café. Hacia allí se encaminó., La vio sentada en un murito, como siempre. Aún conservaba el pijama del quirófano. Estaba despeinada y en su cara se reflejaba el cansancio. Tenia la mirada perdida, sin mirar a nada en concreto, sumida en sus pensamientos
- Daría cualquier cosa por saber lo que piensas-la dijo al acercarse
- Buenos días Charles
-¡ Charles ! ¿ qué modo es ese de recibir a tu novio ?
- No eres mi novio, y ¿ cómo quieres que te llame?
- Por ejemplo... cariño, amor, vida, tesoro ... doctor belleza - dijo riéndose al ver la perplejidad de ella
- Tienes muy buen humor para ser tan temprano y haber pasado la noche que hemos pasado-, comentó ella
- Si. La noche ha sido dura, pero el preludio fue fantástico. Me inundó de energía para soportarlo
- No te entiendo, nunca te entiendo. No sé cuando hablas en serio o en broma
- Pues ya deberías saberlo
- ¿ Cómo ? No te conozco, no sé nada de ti
- Yo tampoco conozco tu vida. Pero ¿ sabes ? no necesito saber lo que hacías antes de conocerte. Me importa a partir de ahí, de nuestro primer encuentro. Lo pasado, pasado está, sea bueno o malo. Ahora me perteneces... al menos en mi pensamiento. No me refiero a otra cosa. Contigo hay que andar con pies de plomo, te lo tomas todo a la tremenda
- ¿ Ves, te das cuenta ? Somos como la noche y el día. Tú reservado, misterioso, yo diáfana como una pared desnuda. No. Somos de muy distinta manera.
-Oye ¿ por qué no nos vestimos y desayunamos en la ciudad, con tranquilidad y hablamos de ello?
-Vale, iremos a desayunar, pero después me iré a dormir. Estoy muerta. Deseo que hablemos, pero es demasiado importante para hacerlo mientras mordisqueamos una tostada.
- Eres increíble, siempre tan cáustica, tan... al grano, como decís vosotros.
- ¿ Ves ? eso es otra cosa que quiero saber: tus andanzas por Ibiza. Es que no sé nada de nada. Y no es posible tener una relación seria sin conocernos. Al menos yo, no la tendré
- ¿ No quieres ser mi novia?
- No si no se nada de tu vida. No funcionaría y yo me tomo las cosas muy en serio. Las cosas que me importan, y tú me importas... pero necesito conocerte, cuales son tus gustos, tus preferencias por algo. Saber si tienes padres, hermanos, o incluso algún hijo... por ahí, que tampoco me extrañaría tanto
-Parece que eso es importante para ti... Muy bien. Tenemos por delante casi tres días, hasta incorporarnos de nuevo al trabajo. Hablaremos en ese tiempo. Te contaré todo, mi vida entera, toda, tal cual. Pero a cambio deseo hacerlo en un sitio especial, de especial significado para mi. Forma parte de lo que quieres saber. Está lejos, por lo que tendríamos que hacer noche en el lugar. No temas, no haremos nada que tú no quieras hacer. No te haré daño, no tengas miedo. No soy ningún sádico, ningún maltratador. Conmigo estás tan segura como lo puedas estar con tu madre
- ¿ Por qué no podemos hablar aquí?
-¿ Me tienes miedo, Dolores?
- No, no te tengo miedo. Sé que no me harías nada para perjudicarme. Sólo que no entiendo el porqué hemos de viajar para poder hablar
- Te he dicho que es importante. Es escenario de mi vida. ¿ Sabes huesines ? te quiero demasiado como para perderte. Vas a saber algo que ni mis más íntimos conocen. Voy a contártelo todo, sin dejar nada. No quiero que tengas dudas de nada. Cuando conozcas mi vida, tendrás la opción de estar conmigo o cortar la relación. No te voy a ocultar que si sales de mi vida, me harás un daño increíble, pero será tu decisión, y por el cariño que te tengo, la respetaré sea cual sea.
- De acuerdo. Dime cuando, dónde y, a que hora debo estar lista. Iremos a donde quieras llevarme
-¿ Cuándo? dentro de un rato. Pasaré a recogerte en una hora. Llévate ropa de abrigo
- ¿ Por qué tan rápido? Necesito dormir algo, si no corres el riesgo de que me quede dormida mientras me hablas.
-Dormirás en el camino, serán unas tres horas en coche ¿ tendrás suficiente, Dolores?
Lola se le quedó mirando. En su rostro había signos de cansancio, pero el brillo de sus ojos le daban una renovada energía. La miraba con tanta ternura, que no tuvo por menos de acariciarle y darle un ligero beso en los labios
- Yo te quiero, doctor belleza, más de lo que imaginas. Deseo con toda mi alma que lo nuestro funcione. Pero no lo hará si guardamos cosas en el tintero. Por escabrosa que haya sido tu vida, quiero conocerla. No creo sea difícil de entender. Pareces huraño, pero te veo operar firme, seguro por salvar una vida . Te he observado cuando hablas con los familiares de la persona que tienes en la mesa de operaciones y su dolor es tu dolor. En esos momentos eres el más humano entre los humanos. No puedes ser mala persona con esos sentimientos. Confío en ti, guaperas. Se qué voy protegida a tu lado, no temo a que cuando esté dormida te salgan unos enormes colmillos que hincarás en mi cuello y chupes mi sangre.
- Eres tremenda, Dolores. Pero tienes razón, te protegería con mi vida. A nadie he querido nunca como a ti. Anda, pongámonos en movimiento. Tenemos un tiempo precioso que no podemos perder-, dicho esto la abrazó y la besó
- ¡ Oye, que nos van a ver todos !
-¿ Qué importa ?, así sabrán que el doctor belleza está loco por esta huesines
Unieron sus risas en una sola voz.
Bajo la ducha, Charles dejaba correr el agua sobre su nuca. Necesitaba despejarse. Sabía que sería dolorosa la narración que tenía que hacer, pero era necesaria. Era importante para Dolores, y eso era de suma importancia para él. Si el no narra su vida seria motivo de rompimiento con ella. . Todo antes que perderla. Dolores era un alma transparente, noble y sincera. Era el contrapunto perfecto para lo que él necesitaba. Al cabo de un rato, corto el agua. Dentro de unos minutos estarían juntos de nuevo. Sólo esperaba que ella le diera su comprensión y cariño. Se vistió rápidamente. En un maletín de mano, puso alguna muda, un jersey y poco más. Allí tenía de todo lo que pudiera necesitar.
Tocaba la bocina, fuerte, con energía, para avisar a Lola que ya estaba esperándola. Ella se asomó a una ventana y con la mano le hizo una seña de que salía inmediatamente. La vió venir hacia él sonriente. Llevaba unos vaqueros, una ligera camiseta de manga larga y una coleta, retirando de su cara el pelo que siempre se le escapaba. Nunca había visto a una mujer menos arreglada y que resultara tan bella
- No me ha dado tiempo a arreglarme más. Perdona- fue lo que le dijo, besando su mejilla
- ¿ Qué tengo que perdonar? Estas muy guapa huesines. No te cambiaria por la mujer mejor vestida del mundo. Esos vaqueros son muy provocativos, marcan perfectamente tus curvas que no son tan huesudas como creía
-¡ Charles ! vas a sonrojarme. Creia que no te fijabas en esas cosas
- ¿ En esas cosas ? Esas cosas son bonitas y, claro que me fijo ¿ cómo crees que me enamoré de ti, mirándote sólo a los ojos?
- Ya, ya... Me cortas, me intimidas...
- Bueno no te preocupes. ¿ Nos vamos?
- Si... En marcha- lo dijo en tono jovial, pero ambos sentían inquietud. Uno por lo que había de contar y la otra por conocer de una vez algo sobre su vida, que a tenor del secretismo, presentía no era muy agradable.
Dio al contacto del coche, lo puso en marcha y dijo a Lola
- Comeremos en carretera ¿ te parece?
Ella apoyó su cabeza en el hombro de él y contestó:
- Lo que tú digas, rey-, Charles la miró feliz, por fin las cosas comenzaban a ser normales.
Pararon a comer en una cafetería junto a una gasolinera. Ninguno de los dos tenía apetito, por lo que pronto dieron por finalizado el almuerzo.
- Ya queda poco, cielo, en una hora más o menos, habremos llegado
- No importa lo que tardemos. Estamos juntos-, le respondió Lola
Pusieron música y hacían intervalos de silencio en los que cada uno repasaba mentalmente, lo trascendente de aquel viaje. Ella también tenía su esqueleto en el armario. Debía hacer también su confesión, cosa que la azoraba en extremo. Nunca se había sincerado tanto con alguien al que a penas conocía.
Pasaron la última curva, y frente a ellos estaba la casa en la que deberían pasar ese fin de semana tan crucial
Un maravilloso refugio rodeado de un maravilloso paisaje de la campiña inglesa, con extensos terrenos cubiertos de brezos color violeta, rosados, blancos... Amalgama de colores que ni la mejor paleta de un pintor podría igualar
- Oh, amor, es una maravilla. ¿ Es un hotel ?
- No, Dolores es mi refugio... nuestro refugio si tu lo quieres- la contestó
¿ Qué le ocurría que estaba tan melancólico? Casi estaba pesarosa de haberle obligado a venir. " Si le produce tanto dolor, no es bueno. Debe sacarlo fuera", pensó avanzando unos pasos para disfrutar del panorama. Mientras él sacaba el pequeño equipaje y abria la puerta de la casa.
- Huesines, ven aquí
- Ya voy- y lo hizo corriendo hasta entrar en el interior de la casa.
-Quiero enseñarte todo esto
- ¿ Qué te ocurre? ¿Estás cansado del viaje? Si es así acuéstate un rato. Yo mientras iré a dar una vuelta. Es un lugar precioso
- No me pasa nada, cielo. Éste va a ser un día intenso, también, sólo eso. Estoy procesando en mi memoria todo lo que he de contarte, en qué órden, por dónde empiezo, en fin, eso es lo que me ocurre.
- Mi vida, empieza por el principio, tranquilo. Quién va a escuchar tu secreto soy yo. Estás a salvo conmigo
- ¿ Crees, acaso, que estoy en peligro?
- No, no lo creo. Pero pienso que va a remover en tu interior cosas que querrías borrar de tu vida, y eso es, porque no estás muy conforme con ello.
- Exacto, siempre tan observadora, siempre tan perspicaz
- Si se te hace doloroso, puedo empezar yo
- Te he dicho que no me importa lo que hicieras antes de conocernos
- Pues esa es la cosa, que no hice nada
- No te entiendo
- Pues ahora lo comprenderás: me independicé de mis padres a los dieciocho años. Trabajaba y estudiaba, fue difícil compaginarlo, pero no sin esfuerzo lo conseguí. Hice mis prácticas, me hice amigas, pero amigos pocos. Salí con alguno, pero siempre a las primeras de cambio querían acostarse conmigo. Quizá lo hubiera hecho si alguno de ellos hubiera llegado a gustarme, pero no fue así. Cuando esto ocurría, cortaba la relación inmediatamente. Nunca me acostaría con alguien si no estuviera enamorada de esa persona, al menos que me gustase, y eso no ocurría. Por lo que opté por las amistades femeninas. Al menos con ellas no corría riesgos. Esos mismos chicos que pretendían hacerme el amor, al ser rechazados, difundían entre sus amigos que no me gustaban los hombres, sólo las mujeres. Fueron años difíciles, pero se acabaron. Por si lo dudas, no soy lesbiana, me gustan los hombres, en especial uno del que estoy profundamente enamorada y, con el, quién sabe, si algún día tenga un temita.
- Me estás diciendo que...
- Eso mismo...
- Y yo que creí que esas chicas ya no existían, que eran una especie en peligro de extinción... Oh, mi amor. Te quiero. ¿ Ese es tu secreto ? Pues vaya birria de secreto
- No te rias, no todos sois tan comprensivos. La mayoría de vosotros os reis al enteraros. Ya no está de moda. Claro que tampoco lo busqué a propósito, sino simplemente surgió.
- ¿ Fue ese el motivo de tu rechazo y lo que ocasionó el disgusto?
- No creo. Me gustabas, pero no creía estar enamorada de ti. Me pilló por sorpresa y no me apetecía contar mi secreto a un desconocido. Te hubieras reído y dado la gran espantada
- ¿ Estás segura de que hubiera hecho eso? Yo ya me había enamorado de ti, y ni mucho menos me hubiera reído, ni te hubiera dejado. Tu secreto no tiene mayor importancia y, además tiene arreglo. Un arreglo fabuloso a poner en práctica en cuanto tú lo desees
- ¿ Tú no lo deseas ?
- Humm, Dolores. Me quieres matar...
Se abrazó a Charles besándole por la cara. El la estrechaba entre sus brazos cada vez con más frenesí. En esta ocasión, Lola no opuso resistencia. La cogió en brazos, la introdujo en el dormitorio, y cerró la puerta de una patada. Sólo ellos saben lo que ocurrió en su interior. Cuando salieron de allí, ya era de noche, pero en sus caras se reflejaba la felicidad.
- Ahora es el momento en que el conde Drácula, clava sus colmillos en el cuello de la amada ....- dijo Lola mirándole fijamente con expresión de ternura en su cara
- Muy bien, te convertiré en vampira, mi vampira
Comenzó nuevamente a besarla en el cuello, simulando un mordisco
- No me dejes chupetones, sino seré el hazme reír de todo el mundo
- No importa,. Ahora eres mía y, no solo en mi pensamiento. Pero no me provoques, ya no tienes escapatoria. Te tengo en mis redes. ¿ Quieres saber una cosa?
- ¡ Claro !
- Pues de huesines nada de nada. Eres una preciosidad.
Ja, ja, ja. Por primera vez en mucho tiempo eran plenamente felices. Ahora sabía Charles, que su confesión dejaría de torturarle para siempre Lola preparaba algo rápido para cenar, mientras Charles encendía la chimenea. En una bandeja pusieron algo de queso y abrieron una botella de vino. Delante de la chimenea había una alfombra de piel en la se perdían los pies al pisarla, apartaron la bandeja y se recostaron en unos grandes cojines que normalmente estaban en el sofá. Charles contemplaba satisfecho el rostro de Lola, que no denotaba el más mínimo signo de cansancio. En su rostro se podía ver la felicidad. Sus ojos eran dos chispitas de luces que miraban con ternura al hombre que a su lado acariciaba su cara y su cabello
- Dolores, no tienes ni idea de cómo te quiero, de lo que soy capaz de hacer por ti, y del regalo que me has hecho esta tarde
- Por favor mi amor, no me lo recuerdes. Me muero de vergüenza
- ¿ Por qué ? Estás conmigo, y si Dios lo permite, estarás con tu marido dentro de poco. Ya soy tu marido, aunque no lo hayamos hecho delante de un juez, o de un cura. Hemos sido nosotros mismos quienes nos hemos casado. No necesitamos a nadie más.
Se inclinó sobre ella besándola y abrazando su cuerpo. Lola se acurrucaba en su pecho. Se quisieron nuevamente, y lentamente ambos abrazados, se durmieron dulcemente.
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