Del amor y otras historias- Un nuevo año. Uno más

 Hemos entrado en un nuevo año. Dejamos atrás otro del que apenas nos enteramos, pero deseamos olvidar. Ha sido un año de tremendas desgracias a nivel mundial; de incertidumbres, miserias, ruina y sobre todo dolor, mucho dolor.

Ya he llorado  el final de un año más ¿ por qué os preguntaréis? Sólo los muy íntimos conocen el motivo por el que no me gustan las Navidades.

Eran las fiestas más especiales para mí desde que era muy niña, pero ha sido en ellas y cercana a estas fiestas, en las que he perdido mi mundo.  Y os explico:

El día 31 de Diciembre de 1985, mi padre sufrió una recaída en la enfermedad que padecía. Me pasé toda la tarde en urgencias del hospital, y allí me dieron la terrible noticia de que a penas le quedaban unos días de vida. Y fue el 6 de Enero de 1986, cuando nos dejó. Imborrable esa fecha para mí.

Diez años más tarde el 31 de Diciembre de 1995, y a sabiendas de que sería la última, me abracé a mi marido sin poder contener la emoción: el médico nos había anunciado que su final estaba próximo. El cáncer, el maldito cáncer, aceleraba su invasión. Y fue el 20 de Enero de 1996, cuando partió rodeado de todos nosotros.  Pero yo me quedé sola.

Cuatro años más tarde, el 21 de Febrero, me dejó repentinamente mi madre: más sola aún, con mis hijas que también les costaba asimilar la pérdida de lo que hasta entonces había sido su mundo. Y tuvimos que salir adelante, y lo hicimos. Pero al llegar esas fechas, odio con toda mi alma estas celebraciones que en otro tiempo fueron de disfrute y alegría.

Leído de este modo, parece todo muy simple, pero entre estos renglones hay mucho dolor y muchos recuerdos. Hoy, precisamente, no es el día más indicado para narraros el por qué de muchas cosas, pero al asomarme a la ventana esta mañana, me ha entrado tal desolación al ver las calles vacías, sin gente, sin coches circulando, y no es por ser la fiesta que es, porque la noche de ayer estaba igual. Y es que hemos sufrido mucho, y lo que aún nos queda.

No obstante quiero transmitiros que siempre hay un objetivo por el que luchar, porque no podemos hacer otra cosa, nada más que tirar adelante. Todo eso deja unas huellas indelebles en nuestras vidas, pero en eso consiste, aunque la VIDA, podía ser un poquito más dulce con todos nosotros, y no robarnos, de la noche a la mañana, lo que era todo en nuestro existir.

Os ruego perdonéis este desahogo y creedme que lo hago llorando, porque me atenaza la garganta y la única forma que tengo es verter en estas líneas mis sentimientos doloridos.

Os deseo lo mejor de lo mejor. Nunca perdáis la esperanza y la valentía por la lucha que a cada uno de nosotros nos toca librar. A pesar de todo feliz 2021. #1996rosafermu




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