La soledad de la pérdida / 1996rosafermu / rosaf9494
LA SOLEDAD DE LA PÉRDIDA
Es difícil poder expresar la
sensación amarga de sentir que el mundo sigue girando totalmente a tus
espaldas. Que ya no esperas nada, porque todo lo has perdido. Que necesitas
algo para seguir adelante, por mínimo que sea. Es difícil expresar a tus más
próximos, la sensación de orfandad que sientes y, al mismo tiempo de
indiferencia por lo que te pueda pasar: ya nada importa, nada tiene valor,
porque todo lo que lo tenía lo perdiste.
Desde que comienza diciembre hasta
el mes de marzo, inclusive, inicio una temporada difícil, muy difícil para mi
cuya importancia, se incrementa cada año más. Son casi cuatro meses terribles y,
en ellos pareciera que los dioses o los Idus de Marzo, se confabularon para
marcarme de por vida.
Cada vez es más fuerte el recuerdo. Más duro e
imposible el olvido. Y cada vez me vuelvo más cobarde, más indiferente y, más
asustadiza. He perdido la valentía que tuve en otro tiempo, antes de que nada
ocurriera y, sin embargo ahora me he vuelto pequeña, y temerosa, cuando en
realidad ya nada me importa. Cada uno tiene su vida, una vida plena de
proyectos e ilusiones, como debe ser, a pesar de que surjan piedras en el
camino que lo hagan más difícil, pero tienes ganas y energías para salvar
los obstáculos y luchar por lo que quieres. Pero a veces, precisamente
las personas que más quieres, son los que te obstaculizan el avance, sin que
ellos se percaten de nada.
Nadie tiene la culpa. Nadie ha de
arrepentirse de nada, nadie más que yo por tomar vericuetos no deseados que tú
misma te has trazado, echando a un lado lo que debiera ser la recta que te
conduzca a un mínimo de satisfacción. Por tanto, a nadie culpo más que a mí
misma, por no haber elegido la ruta correcta, aunque en mi descargo diré que
nunca lo previne porque nunca pensé en ello.
Pero algo apareció de momento que
me hizo pensar que no todo estaba perdido. Que aún había vida ahí fuera del reducto
que yo misma me había creado, pero es demasiado tarde. El tiempo ha pasado
rápido, mucho más de lo imaginado y las oportunidades de rectificar, se han
esfumado. La vida sigue marchando, pero yo permanezco sentada en un sillón sin
hacer nada, porque ya nada hay que hacer.
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Autora: 1996rosafermu / rosaf9494
Edición: diciembre 6 / 2022
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